Más allá de la presentación a los medios especializados, que puedes consultar aquí, NEXOTRANS.com tuvo acceso a dos de las nuevas versiones: una diésel y otra eléctrica, gran novedad de la marca. Pudimos, pues, comparar ambos productos y sacar conclusiones interesantes.
La primera es que el nuevo Caddy, efectivamente, lo es. Por un lado, la plataforma sobre la que se construye, la MQB (que utilizan otros vehículos de la marca, como el Golf), le confiere espacio, versatilidad y estabilidad, en progresión respecto a versiones anteriores. Y, por otro, la comodidad a bordo, tanto en la propulsión convencional como en la eléctrica, que son cada día más semejantes a las de un turismo, tanto por la posición al volante como por el equipamiento.
El reconocido prestigio de la Caddy se mantendrá sin problemas con esta quinta generación
El resumen de lo que propone el nuevo Caddy es: un total de 19 sistemas de asistencia a la conducción, de los que cinco son novedad en el segmento; emisiones de 127 gr de CO2 en la versión diésel (WLTP); mayor distancia entre ejes y puerta lateral corredera de mayores dimensiones; uso profesional y de ocio con acabados panelado, kombi, monovolumen y camper (todos ellos con batalla larga); tracción total 4MOTION en opción; motores diésel TDI y gasolina (TSI) entre 75 y 122 CV (los de gas, con hasta 130 CV, e híbridos se esperan para más adelante), y múltiples opciones de financiación, incluido el renting.
Durante la prueba, tuvimos ocasión de comprobar el redondo funcionamiento de todo el conjunto. Por ejemplo, el Travel Assist, que mejora el confort de marcha y evita la actuación del vehículo si detecta, gracias a sensores en el volante, que hay una mano sobre el mismo. O el Front Assist, que reduce las posibilidades de impacto frontal cuando realizamos giros en una carretera de doble sentido. Además, el Caddy hereda de su hermano mayor Crafter el asistente de maniobras con remolque, para aquellas ocasiones en que sea necesario, aunque esta vez no lo pusimos a prueba.
El espacio para la carga se sitúa en 3,1 m3 (3,7 en el caso de la Caddy Maxi de batalla larga). De este modo, Caddy admite un segundo europallet, solución muy apreciada por un mercado en el que la distribución urbana está en evidente auge.
Prestaciones
En cuanto a los consumos, Volkswagen informaba de una potencial reducción de hasta un 10% con respecto a la cuarta generación. Durante nuestra prueba dinámica, el resultado obtenido con la unidad diésel fue de 6,5 litros/100 km en recorrido exclusivamente urbano, con una velocidad media de 14 km/h. Por el contrario, en la unidad eléctrica el dato se redujo considerablemente, con una autonomía por encima de la ofrecida por la marca (220 km). En ninguno de los dos casos, el modo de conducción fue específicamente buscando la eficiencia, sino tratando de testar las posibilidades del vehículo lo mejor posible.
Desde el punto de vista del interior, del que ya hemos resaltado su amplitud, cabría mencionar el Digital Cockpit, con todos los instrumentos digitales; pantallas táctiles entre 6,5 y 10 (opcionales en algunas de las versiones); sistemas de navegación digitales más avanzados; multitud de botones digitales para muchas versiones; sistema de cierre sin llave; y luces led en el interior.
En resumen, el reconocido prestigio de la Caddy se mantendrá, a buen seguro, sin ningún problema gracias a su quinta generación.
