Y con este fin, para estos próximos cuatro años, desde el Gobierno nos hemos marcado ocho prioridades, ocho compromisos: Culminar la modernización del país en clave verde y digital, continuar reforzando el Estado del bienestar, mejorar el acceso a la vivienda, impulsar la transición ecológica, la igualdad, fortalecer la cohesión territorial, garantizar una mejor convivencia, y, por último, afianzar nuestra posición en Europa.
El Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible tiene un papel muy relevante en estas prioridades, para lo que nos hemos fijado tres grandes retos que sintetizan las que serán nuestras aportaciones clave. El primero es avanzar en la transformación de España. Ya lo señalé el día de mi toma de posesión: no estoy en política para estar, sino para hacer. El día que no pueda hacer, dejaré de estar. No tiene ningún sentido para mí pasar por los puestos sin la ambición de transformar la realidad, por supuesto, a mejor. Y eso es lo que voy a hacer en este ministerio, continuar el proceso de descarbonización del sistema de transportes, una oportunidad que nos conceden con la llegada de fondos europeos y que no podemos desaprovechar, porque no tendremos, seguramente, otra tan clara en los años venideros; y proseguir en la transición hacia una movilidad sana, sostenible y segura, porque la que tenemos hoy no tiene ninguna de estas tres características y tenemos que llegar a ello.
Tres objetivos principales
A lo largo de la comparecencia les enumeraré múltiples actuaciones alineadas con estos objetivos, pero me gustaría resaltar las siguientes. Vamos a reactivar los dos proyectos de ley que llegaron a iniciarse su tramitación en la anterior legislatura: la ley de movilidad sostenible y el de la creación de la autoridad administrativa independiente para la investigación de los accidentes. Quiero decirles que estas dos iniciativas legislativas van a venir próximamente al Parlamento, y también les digo, para su tranquilidad, que vendrán exactamente como estaban en el anterior mandato. Por tanto, los grados de acuerdo y de consenso, también los de discrepancia, que hubiera en ese momento son los que habrá al inicio de la tramitación de ambos textos.
En el ámbito ferroviario, vamos a profundizar en la racionalidad de la planificación, volver a la excelencia en la prestación de los servicios, impulsar el transporte de mercancías, un ámbito, el de las mercancías por tren, en el que tenemos un porcentaje de mercancías transportadas por tren muy bajo, y llevar a cabo mejoras normativas y una reflexión en profundidad para definir el sector ferroviario del futuro.
También vamos a mejorar la calidad de los servicios que presta la operadora pública
A su vez, vamos a hacer un ejercicio importante para dar respuesta a las necesidades de liberalización en el transporte de viajeros, tanto en la parte de administración de la infraestructura, para poder atender adecuadamente al incremento de la demanda, como a la parte de los servicios que presta la operadora pública, donde progresaremos hacia una mejora de la competitividad.
En carreteras, daremos el paso definitivo desde una gestión centrada en el desarrollo de nuevas infraestructuras a la gestión orientada hacia la innovación y la prestación de un servicio público de calidad. Como he dicho al inicio, tenemos una red de carreteras muy bien dimensionada, pero también una red que ha llegado a un punto de madurez importante y, por tanto, es, quizá, el momento de volcarse más en la conservación y menos en el desarrollo de más kilómetros de vías.
En el ámbito del transporte por carretera, continuaremos trabajando en la mejora de la regulación y de la ordenación, para asegurar la seguridad y la calidad en su uso por parte de la ciudadanía y de los profesionales del transporte.
