NEXOTRANS se ha hecho eco estas semanas de varias peticiones por parte de asociaciones de transportistas que exigen la pronta vacunación de este gremio al sentirse estos profesionales vulnerables ante el nuevo coronavirus SARS-CoV-2 causante de la COVID-19, ya que tienen mucha movilidad, incluso entre fronteras de distintos países, un riesgo que les hace sentirse inseguros por cumplir con su trabajo.
Preguntamos a un médico e investigador sobre la exigencia de los transportistas a vacunarse. El dr. Francismo Mera Cordero es un facultativo del proyecto Esperanza COVID, que estudia el uso del medicamento Montelukast, un fármaco contra el asma que lleva en uso 20 años, y que él está usando en pacientes que padecen COVID persistente, una afección que merma no sólo su salud, sino su economía, al imposibilitar su trabajo y la cotidianeidad de su día a día por la grave sintomatología y la larga duración de ésta, durante meses.
Vacunar para reactivar la economía y salud deprimidas
Preguntado por NEXOTRANS sobre la existencia de asociaciones de transportistas profesionales que piden para su Sector ser vacunados en primera fase, tras los sanitarios y las residencias de ancianos, al ser este colectivo el encargado de proporcionar los alimentos, vacunas y medicamentos, el doctor Mera, ha contestado lo siguiente: «Pienso que, básicamente, se debería vacunar a aquellas profesiones que estén de cara al público, con contacto con el público. Evidentemente, el transporte profesional, pero no sólo ellos, también sectores de hostelería, el comercio, el sector servicios, para poder reactivar la economía, tan importante para este país«. Con este testimonio de un profesional sanitario, es obvio que el gremio, por su movilidad y posibles contactos sociales al ser obligados a veces a realizar también la carga y descarga, son un colectivo con riesgo de contraer el nuevo coronavirus, y, por lo tanto, incluso de padecer el temido COVID persistente, que imposibilitaría ese trabajo esencial durante un gran período temporal, con el grave perjuicio que eso conllevaría no sólo hacia su salud y economía, sino a la de toda la sociedad, al verse ésta privada del reparto de medicamentos, vacunas (precisamente, entre ellas, las del coronavirus), alimentos y otros básicos para la vida, como se ha observado en los paros de transporte que generó el confinamiento, los cierres de fronteras, el Brexit, o los temporales como Filomena.
Por Anna González.
