Mientras que el uso del coche y los niveles de congestión del tráfico se recuperan gradualmente hasta niveles comparables a los de 2019, el transporte público muestra un importante retraso. La demanda total aún más baja, la continua aversión al riesgo de los pasajeros potenciales y el aumento de los niveles de uso del automóvil y la movilidad activa tienen un impacto persistente en la cuota modal del transporte público.
Todavía no se dispone de estadísticas sobre el uso del transporte público a escala de la UE para 2021 y 2022, pero varios Estados miembros, ciudades u operadores facilitan datos detallados que permiten seguir las tendencias generales.
En el caso de Italia, Istat proporciona estimaciones sobre el número de usuarios de cada modo de transporte para los desplazamientos al trabajo, a escala regional y nacional. Se aprecia un claro descenso tras la pandemia (tanto en cifras absolutas como en cuotas modales) para las dos principales categorías de transporte público (tranvía y autobús y metro). Aunque es probable que el número total de personas que van a trabajar haya disminuido tras la pandemia (como consecuencia del trabajo a distancia), el transporte público experimentó un descenso proporcionalmente mayor. Además, una parte significativa de los usuarios parece preferir ahora el coche como medio de transporte, que ganó dos puntos porcentuales sobre su ya elevada cuota.
Alemania y España
En Alemania, las tres categorías de transporte público notificadas (autobús, tranvía, ferrocarril) experimentaron un fuerte descenso de la actividad durante las fases iniciales de la pandemia (2º trimestre de 2020) que solo parece empezar a recuperarse en el 2º trimestre de 2022. Las distancias medias de viaje en tranvía y autobús prácticamente no variaron durante el periodo 2020-2022 (4,3 km y 7,1 km, respectivamente), pero la distancia media de viaje en tren/ferrocarril aumentó de un rango de 17-19 km a 21,4 km en el 2º trimestre de 2022. Esto sugiere que la parte más urbana de la demanda, cubierta por el tranvía y el autobús, puede tardar más en recuperarse que el transporte ferroviario (que depende más de los desplazamientos al trabajo). Una explicación puede ser que, incluso con un mayor número de empleados que vuelven al lugar de trabajo, el transporte público urbano sigue sin ser suficientemente atractivo como alternativa. En cambio, el transporte ferroviario sólo compite con el automóvil y puede recuperar más fácilmente la cuota de mercado perdida.
Para España, se dispone de datos mensuales sobre el número de pasajeros transportados en autobús o metro, para las siete ciudades donde existen ambos modos. En ambos casos, se observa una fuerte caída de la actividad a partir de marzo de 2020, y parece iniciarse una lenta recuperación a finales de ese mismo año. La recuperación sigue un patrón similar en las siete ciudades, pero es mucho más lenta en el caso del transporte por autobús que en el del metro.
Por ejemplo, la comparación de los niveles de actividad entre mayo de 2022 y mayo de 2019 muestra una disminución que oscila entre el 16,5% y el 23,9% para los autobuses y entre el 7,9% y el 12,5% para el metro (Palma es un valor atípico, con una disminución más moderada del 15% para los autobuses y un aumento del 10,9% para el metro).

