Es una imagen bastante común, por desgracia para el Sector, la de camiones atrapados en las carreteras a consecuencias de alguna copiosa nevada, que seguramente no fuera correctamente avisada a tiempo por los responsables pertinentes.
Porque, pese a que en España las nevadas son frecuentes en muchos puntos de su geografía, los remedios a los males que causan no parecen llegar a tiempo. Si así fuera, ni las nevadas ni los camiones atrapados abrirían los telediarios.
¿Qué se puede hacer al respecto?
Por un lado, extremar la precaución. Es la única herramienta que tienen los conductores, profesionales o no, en sus manos. Es cierto que, en el caso del transportista, en ocasiones no tiene más remedio que arriesgarse por las premuras de tiempo a las que siempre se ve sometido, pero con la prudencia necesaria que debería prevalecer una vez consultados los partes meteorológicos.
Y aquí entra la segunda variable, la más importante: ¿cómo son de fiables? ¿Por qué no se difunden con la suficiente antelación? Estamos de acuerdo que el trabajo preventivo, el de las máquinas de mantenimiento de las carreteras, se realiza correctamente.
Pero la velocidad de reacción posterior es bastante mejorable. Con la infinidad de sistemas de comunicación existentes en la actualidad, ¿cómo es posible que cientos de conductores se vean sorprendidos por la tormenta? Ojalá que no vuelva a suceder esta temporada aunque, por si acaso, lo dicho: prudencia e información previa. En todos los sentidos.

