Y es que ostentará el título de Ciudad Verde Europea, por lo que se convierte en referente de la sostenibilidad a todos los niveles durante todo un ejercicio, incluyendo el transporte público como eje. O, al menos, así debería ser.
Pocas oportunidades mejores se pueden presentar a nivel internacional para potenciar la sostenibilidad de un entorno. Y en el ámbito urbano, el transporte público se reconoce como esencial a la hora de abordar tan complejo e importante reto: mejorar la calidad del aire que respiramos.
Eso pasa por reducir el uso del coche privado, descongestionar el tráfico, planificar los desarrollos urbanísticos repartiendo mejor los espacios, investigar, recopilar y analizar datos y, por último, tomar decisiones en la única e inequívoca dirección aceptable: descarbonizar.

Por eso, Valencia inauguró oficialmente este año con una doble jornada la semana pasada, los días 11 y 12, celebrando multitud de actos institucionales, pero también tratando de acercar esta iniciativa a la sociedad, principal beneficiaria de todo lo que se consiga, por lo que debe ser parte fundamental de las actividades.
Compartir y avanzar
La alcaldesa de Valencia, María José Catalá, recalcó que cerca de 200 ciudades compartirán valiosas experiencias y reflexionarán sobre el futuro de las ciudades y sobre las ciudades del futuro. Y desde aquí lideraremos la Carta Verde de València, que servirá para inspirar políticas transformadoras medioambientales que impregnarán de manera transversal la agenda pública de Europa y todo el mundo y nos colocará a la vanguardia para avanzar hacia un mundo más sostenible y más habitable.
Las opiniones políticas coincidieron en gran medida. Así, el director general de València Capital Verde, Antonio García Celda, fijó como objetivo llegar a la ciudadanía e impulsar la colaboración público-privada, abogando por una medición sostenible de las acciones: Vamos a apoyarnos en los datos y protocolizar, se trata de saber cómo de sostenibles somos y cuál ha sido nuestro impacto para ayudar a las ciudades que vienen detrás.
Valencia tiene por delante un año apasionante, tras recoger el testigo de Tallin (estonia) y antes de entregárselo a Vilnius (Lituania), que será la Capital Verde en 2025.

