Sin embargo, por alguna extraña razón, el transporte público las sigue manteniendo como obligatorias. El medio satírico El Mundo Today publicaba hace unos días que, quizá, a Pedro Sánchez se le había olvidado este asunto. Y quizá sea una de las explicaciones más plausibles para justificar algo que, de otro modo, es complicado.
Ayer mismo se volvió a abordar el tema en el Consejo de Ministros. Parece mentira que, a pesar de que en los aviones ya no son necesarias desde hace semanas, los autobuses, el metro, los taxis o los VTC tengan que seguir prestando servicio con esta obsoleta premisa.
La seguridad, prioridad
La seguridad de los viajeros y las premisas sanitarias han sido, y son, una prioridad para los empresarios del Sector. Lo han demostrado desde el primer día en que estalló la pandemia, allá por marzo de 2020, adecuando sus vehículos y protocolos para poder seguir prestando un servicio esencial.
Por el contrario, dos años y medio después, y con múltiples pruebas de que los medios de transporte colectivo no han sido un foco de infección, los viajeros y los conductores siguen teniendo que ponerse la mascarilla.
Su fin se antoja inmediato, y ojalá sea así. Porque, al menos, más vale tarde que nunca.

