Una de ellas puede ser el biogás. Al menos, así lo entiende el Gobierno, que hace apenas un mes aprobó, a instancias del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico la Hoja de Ruta del biogás (disponible aquí), que identifica los retos y oportunidades del desarrollo de este gas de origen renovable y plantea multiplicar por 3,8 su producción hasta 2030, superando los 10,4 TWh.
Enfocada en la valorización de residuos (agropecuarios, industrias agroalimentarias, municipales y lodos de depuradora), impulsará el aprovechamiento del biogás por dos grandes vías: la producción de electricidad y calor útil, y su utilización como biocombustible sostenible en movilidad. Se encuentra en tramitación una orden ministerial con las bases reguladoras para repartir ayudas por 150 millones de euros.
Este desarrollo permitirá evitar la emisión a la atmósfera de aproximadamente 2,1 millones de toneladas de CO2 equivalente al año. También servirá para reducir la dependencia energética y reforzar la economía circular.
El uso en el transporte facilitará cumplir el objetivo del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) 2021-2030, de alcanzar una cuota de energía renovable del 28% en 2030, así como los hitos europeos de penetración de biocarburantes avanzados, que deberán llegar al 3,5% del total ese mismo año.
La opinión de los expertos
Una vez conocidos los planes estatales, la Asociación Española del Gas (Sedigas) no tardó en manifestar su valoración, que en principio celebra la aprobación de la Hoja de Ruta y del reconocimiento que otorga a los gases renovables. Un primer paso en la dirección correcta, mencionan desde la Asociación, hacia el aprovechamiento del gran potencial que tiene España como productor de biogás y biometano procedente de nuestras industrias agropecuaria y agroalimentaria y de gestión de residuos.
Sin embargo, Sedigas también encuentra peros. Por ejemplo, entienden que los objetivos marcados en cuanto a capacidad de producción de biogás y biometano no reflejan plenamente el potencial que tiene el país. Según datos de la Comisión Europea, España es el tercer país de la Unión Europea con mayor potencial técnico para producir hasta 137 TWh (la demanda de gas en España alcanzó los 378 TWh en 2021). A la vista de este potencial, el objetivo señalado en la Hoja de Ruta del Biogás de 10,41 TWh en 2030, representativo de apenas un 1,5% de biometano de la demanda gasista, es muy poco ambicioso, proponiendo como alternativa uno próximo al 10%, más alineado con el objetivo de Europa de incrementar la diversificación de orígenes en el aprovisionamiento de energía y reducir así la dependencia exterior.
Sedigas recuerda que REPowerUE fija un objetivo de producción conjunta de 35 bcm de biometano para 2030, donde España por su potencial estaría llamada a desempeñar un papel relevante para alcanzarlo. Si la estrategia de diversificación y resiliencia energética de la UE pasa por cubrir alrededor del 8,5% de su demanda con biometano, nuestro país no puede desaprovechar el enorme potencial de este vector para la descarbonización.
Tras destacar que el sistema gasista español es fundamental para la seguridad del suministro europeo a medio y largo plazo, por su elevada capacidad de almacenamiento y regasificación y su sólida infraestructura de distribución, la Asociación hace un llamamiento a seguir trabajando para desplegar todo el potencial de España y a no desaprovechar la oportunidad.
En definitiva, la aprobación de la Hoja de Ruta es una condición necesaria, pero no suficiente, para desplegar todo el potencial de gases renovables que atesora nuestro país.

