La de los usuarios del transporte que pertenecen a uno o varios de los diferentes grupos de usuarios; y la de las autoridades (a nivel de Estado miembro, regional o local), los operadores y otras partes interesadas responsables de la planificación y la prestación de servicios y/o infraestructuras de transporte.
Nivel de preparación de los usuarios
Desde el punto de vista de los usuarios de los transportes, el nivel de preparación está relacionado con el grado de conocimiento de las posibles repercusiones de las distintas tendencias importantes en su movilidad, su percepción de dichas repercusiones y su voluntad de adaptarse a los cambios previstos.
Por ejemplo:
– Los usuarios que tienen un buen conocimiento de los impactos de una tendencia y entienden cómo puede afectar a su movilidad, perciben estos cambios positivamente y están dispuestos a adaptarse a los próximos cambios, puede decirse que tienen un alto nivel de preparación;
– Por otro lado, los usuarios que no son conscientes de las tendencias y de los impactos potenciales de estas tendencias sobre ellos, puede decirse que tienen un nivel bajo de preparación;
– Otros usuarios pueden ser muy conscientes de los impactos de una tendencia, pero mantienen una percepción negativa hacia ellos y, como resultado, pueden estar menos dispuestos a adaptarse al cambio y, por tanto, también puede decirse que tienen un bajo nivel de preparación.
La concienciación, la percepción y la voluntad de adaptación al cambio de los usuarios individuales que pertenecen a uno o varios de los diferentes grupos de usuarios variarán mucho y estará influida por factores socioeconómicos, como la educación, la edad y los ingresos.
Los resultados de las recientes encuestas del Eurobarómetro proporcionan algunas indicaciones (aunque no se limitan a los diferentes grupos de usuarios) sobre el nivel de preparación de los usuarios con respecto a determinados aspectos de la modernización del sistema de transporte.
En el contexto de la tendencia a la descarbonización, el Eurobarómetro Especial sobre Movilidad y Transporte (encuesta realizada en septiembre de 2019), preguntó a los encuestados sobre:
Su disposición a cambiar a formas de transporte más sostenibles en la movilidad diaria; su disposición a pagar más por modos más sostenibles en la movilidad diaria; los factores que influirían en un cambio a opciones de transporte de larga distancia más sostenibles; y su disposición a pagar más por modos más sostenibles en los viajes de larga distancia.
Predisposición al cambio
Disposición a cambiar a modos de transporte más sostenibles en la movilidad diaria: a nivel de la UE, el 59% de los encuestados dijo estar dispuesto a adoptar modos de transporte más respetuosos con el medio ambiente, sin diferencias en función del género o los ingresos. Sin embargo, los encuestados más jóvenes eran más propensos a estar dispuestos a cambiar (70% de los jóvenes de 15 a 24 años) en comparación con las personas mayores (53% de los mayores de 55 años). Los encuestados que viven en ciudades son más propensos a estar dispuestos a (63%) que los de las zonas rurales (55%). En 24 países, al menos la mitad de los usuarios habituales de automóviles se declararon dispuestos a cambiar, aunque hubo una variación considerable.

Disposición a pagar más por modos más sostenibles en la movilidad diaria: a nivel de la UE, la disposición a pagar más por el transporte sostenible se dividió casi exactamente por la mitad -el 48% de los encuestados estaría dispuesto a pagar más, el 47% no lo haría, y el resto (5%) no estaba seguro-, sin que hubiera diferencias en función del género o el nivel de urbanización. Sin embargo, los más jóvenes (58% de los menores de 55 años) están más dispuestos a pagar más que los mayores de 55 años (40%). Además, cuanto más altos son los ingresos de una persona, más dispuesta está a pagar más.
La principal razón aducida para no estar dispuesto a pagar más fue la incapacidad de hacerlo (43% de las respuestas). Dentro de esto, las mujeres eran más propensas a decir que no podían pagar más por su transporte que los hombres (46% frente al 41%). Las personas con ingresos más bajos son más propensas a decir que no pueden pagar más.
Hubo 11 países en los que al menos la mitad de la población dijo que estaría dispuesta a pagar más.

