Su presidente puede estar satisfecho. La asociación apuntaba días antes del evento que éste sería el reencuentro de la actividad, y sin duda lo ha sido. De nuevo, queda de manifiesto que hay ganas de trabajar y de dejar la crisis atrás, con todas sus consecuencias, aunque esto último puede que sea un poco más complicado.
Porque Gerardo Pérez, su presidente, apuntó durante sus intervenciones que hasta 2024 no se podrá apreciar del todo la necesaria recuperación tras el problema de la falta de componentes, por lo que, hasta entonces, es necesario impulsar la demanda con determinación. Para empezar, es imprescindible dar un mensaje inequívoco a los consumidores para que tengan claro que pueden comprar cualquier tecnología disponible.
A su juicio, la fiscalidad es el otro ingrediente que puede ayudar (o no, en caso de que no se enfoque debidamente) a la recuperación sectorial: Acertar en las decisiones de política fiscal es esencial no sólo para dinamizar el mercado e incentivar la recuperación, también para renovar el parque automovilístico y avanzar en descarbonización. Cuestiones como la subida del Impuesto de Matriculación, que podría hacer perder la venta de hasta 100.000 coches este año, es incomprensible en este momento. Nosotros no nos cansaremos de reclamar un sistema que grave el uso y no la posesión y que tenga en cuenta la antigüedad y las emisiones.
Y otro aspecto principal es la seguridad jurídica, que debe basarse en el ansiado equilibrio entre los concesionarios y las marcas. No es suficiente con que los fabricantes nos califiquen como socios prioritarios. Es necesario que firmen contratos equilibrados y que aporten claridad y certezas, que digan hasta dónde llegan sus intenciones, por ejemplo, de venta directa, según el presidente.
Una mala noticia
Así considera Pérez la reciente reforma laboral para los concesionarios, explicando que nos ha hecho perder una gran oportunidad para mejorar la competitividad de la PYME española, mejorar la cualificación de nuestros trabajadores e impulsar el empleo de jóvenes y mayores de 50 años, por lo que urge trabajar en una nueva fiscalidad que compense los efectos nocivos que esta reforma va a ocasionar en la pyme española y que permitan un ahorro de costes que garantice su competitividad, que como sabéis hoy compite con cualquier empresa del mundo.
Eso sí, Pérez no quiso olvidarse de los empresarios, a los que conminó a no retroceder más ni seguir haciendo más concesiones que minan nuestra competitividad futura. Animo a todos los representantes empresariales a que trabajemos todos juntos en recuperar el protagonismo en la propuesta constructiva, y volver a poner a la empresa en el centro del progreso económico y social que genera empleo y riqueza en todos y cada uno de los rincones de España.
