Como consecuencia de la pandemia, la movilidad activa (a pie y en bicicleta) se convirtió en una opción más frecuente, y es posible que parte de esta tendencia se mantenga en el futuro. En gran medida, el transporte activo sustituyó a otros medios, especialmente el transporte público, como forma de distanciamiento social, pero también se benefició del cambio en los patrones de movilidad durante la pandemia. El menor número de desplazamientos al trabajo, la escuela o las tiendas parece haber dejado espacio para más desplazamientos para hacer ejercicio, recreo o simplemente bienestar psicológico.
Cabe esperar un declive relativo de la actividad de transporte activo una vez que todas las demás opciones de movilidad y destinos vuelvan a estar disponibles, pero es probable que algunos de los usuarios que «descubrieron» los desplazamientos a pie o en bicicleta durante la pandemia sigan considerándolos su principal modo de transporte. Además, dados los beneficios medioambientales y para la salud, se espera que las autoridades locales promuevan el transporte activo en el futuro y aprovechen el impulso actual.
Hay escasez de fuentes de datos en lo que respecta a los niveles de rendimiento reales de los modos de transporte activo. En términos de infraestructura, Eurostat proporciona datos detallados a nivel de ciudad que pueden ayudar a identificar algunas tendencias (Tabla 8). Tanto la situación preexistente como la política de infraestructuras adoptada tras la pandemia varían significativamente entre los siete Estados de los que se dispone de datos.
Evolución de las infraestructuras
La mayoría de dichos Estados aumentaron su infraestructura ciclista en más de un 10 %, con las excepciones de Alemania (que ya contaba con una red de infraestructura ciclista urbana bastante desarrollada) y Hungría.
Para este informe, los autores adaptaron las matrices de viajes del modelo TRIMODE con el fin de permitir la reproducción de los datos históricos de actividad de transporte correspondientes al período para el que se dispone de estadísticas agregadas (años 2016 a 2018). La movilidad activa representa el 18 % de los viajes de pasajeros en la EU-27, pero (dado que esos viajes son de una distancia relativamente corta) lleva asociada una proporción menor de la actividad total de transporte de pasajeros: el 4,1 %.
Caminar corresponde al 10,6% de los viajes y al 1,4% de la actividad, mientras que la bicicleta al 7,4% y al 2,7% respectivamente. Sin embargo, existe una gran variación entre los Estados miembros de la UE-27, lo que refleja las diferencias en la cultura y la infraestructura para la movilidad activa (especialmente en lo que respecta al uso de la bicicleta), así como en los perfiles socioeconómicos y demográficos de la población, la estructura urbana, la topografía y las condiciones meteorológicas.
Es interesante observar que los países con un alto índice de adopción de la bicicleta tienden a tener un efecto de sustitución de los desplazamientos a pie (por ejemplo, los Países Bajos y Dinamarca). En la mayoría de los países mediterráneos, la bicicleta parece competir con los vehículos motorizados de dos ruedas, como las motocicletas y los ciclomotores.

