Como se apunta desde Apetam, parece una cantidad que no soluciona los problemas existentes, pero algo es algo. Y puede que este sea el camino. No podemos esperar una lluvia de millones, pero sí debemos esperar que el dinero vaya llegando a los bolsillos de los más necesitados, en este caso los operadores de transporte discrecional y turístico, que han tenido sus flotas prácticamente paradas durante dos años.
Otras opciones
La renovación del parque y la descarbonización son cuestiones de capital relevancia para el medio ambiente, pero ¿y si ese dinero se dedicada a asuntos más acuciantes, como la supervivencia del tejido empresarial nacional? Es solo una sugerencia, pero parece más necesario ayudar a los empresarios a no tener que cerrar, que ayudarles a renovar su flota.
Una vía no excluye a la otra, y el Sector lo sabe. Por eso, se solicita que el dinero llegue, por el camino que sea, pero que llegue. Y cuanto antes, porque podría suceder que cuando la demanda se reactive, como parece que ya está empezando a suceder (si el conflicto en Ucrania no lo impide), a lo peor no se puede satisfacer con la calidad que siempre se ha hecho.

