El sector del transporte por carretera en la Unión Europea enfrenta uno de los desafíos más significativos de su historia: alcanzar la neutralidad de carbono para 2050. Este objetivo, alineado con las políticas climáticas de la UE, requiere una transformación completa del parque automovilístico, que hoy depende casi en su totalidad del diésel. Actualmente, más del 99% de los camiones y el 94% de los autobuses en circulación utilizan este combustible. Aunque el diésel ha demostrado ser eficiente y confiable durante décadas, su impacto ambiental ha llevado a los legisladores a impulsar alternativas sostenibles.
Líderes en GNC y GNL
Países como Alemania lideran la adopción de vehículos eléctricos, mientras que España e Italia avanzan en la implementación de GNC y GNL. Polonia, por su parte, sigue apostando por el GLP, una tecnología que está siendo gradualmente reemplazada en otras naciones. Sin embargo, estas transiciones enfrentan barreras importantes, como la falta de infraestructura, los altos costes iniciales y la incertidumbre sobre la disponibilidad de recursos en el futuro. Para superar estos retos, será crucial una colaboración estrecha entre gobiernos, fabricantes y operadores de transporte. La descarbonización del sector no solo es una necesidad ambiental, sino también una oportunidad para modernizar y fortalecer una industria clave en la economía europea.