El BBVA, en un trabajo enmarcado dentro de su área de ciudades y comunidades sostenibles, no solo explica en qué consiste este modelo, sino que aporta algunos ejemplos de urbes que, repartidas por todo el mundo, han logrado éxito en su aplicación. Es el caso de París, Barcelona, Bogotá, Shanghái o Melbourne. “Cada vez más ciudades de diferentes continentes se suman a la iniciativa de crear espacios donde los coches dejen espacio a los peatones y los ciudadanos tengan todo lo que necesitan a pocos minutos de sus hogares. El cronourbanismo avanza en favor de la sostenibilidad”, se explica. “Detrás de la filosofía de crear urbes de proximidad está el concepto de la ciudad de los 15 minutos o cronourbanismo, que promueve la organización de las ciudades en pequeños núcleos en las que todos sus habitantes tengan todos los servicios necesarios a pocos minutos de su casa a pie, en bicicleta o en transporte público”. ¿Qué es lo que necesitamos? En el artículo se identifican como principales necesidades a satisfacer, los “lugares donde vivir, trabajar, estudiar, comprar, ir al médico, disfrutar de espacios verdes y encontrar ofertas de ocio y cultura. De este modo, la ciudad de los 15 minutos se contrapone a los modelos de urbes descentralizadas, en las que existen zonas residenciales, de oficinas y comerciales alejadas entre sí”. Las ventajas apuntadas se centran en que, dado que ya no se requiere “hacer grandes desplazamientos en el día a día, se reduce el número de vehículos en las calles, la contaminación y la emisión de GEI. Las personas cuentan con más tiempo libre y pueden desplazarse a pie o en bicicleta, lo que tiene efectos positivos sobre su salud”. A esto se añade que el modelo “evita la segregación por zonas y la gentrificación, aumenta la cohesión social y mejora la salud pública”. Vamos a ver lo que se está haciendo en Barcelona en esta dirección. El caso de Barcelona “·El modelo de Barcelona se basa en cerrar el tráfico alrededor de varios bloques de viviendas para crear espacios en los que los peatones y los ciclistas sean los principales protagonistas. En este sistema de ‘supermanzanas’ se ha apostado también por crear más zonas verdes, asientos, lugares para practicar deporte y espacios reservados para el juego de los niños. La primera ‘superilla’ se implementó en el barrio de Poblenou. De acuerdo con el C40 Cities Climate Leadership Group, su creación tuvo un impacto positivo en la actividad comercial y llevó a un aumento del 31 % en el número de establecimientos comerciales en la planta baja de los edificios”.