Y eso se debe a que el automóvil es el principal medio de transporte para desplazarse al trabajo para el 48% y el 44% de los residentes en Barcelona y Madrid, respectivamente.
Así, la Organización argumenta que sólo el 43% de los barceloneses y el 54% de los madrileños utilizan el transporte público de forma habitual: al menos un día a la semana, siendo el autobús (28%) y el metro (24%), seguidos del tren de cercanías (15%) y el autobús interurbano (11%) en Barcelona.
En Madrid, por su parte, el ranking lo encabezan el metro (38%) y el autobús (38%), seguidos por el cercanías (24%), el autobús interurbano (21%).
¿Y por qué?
Estos datos, no demasiado favorables para el Sector, se basan en los mismos motivos para ambas ciudades. O, al menos, muy parecidos. OCU identifica los principales: una frecuencia de paso insuficiente (32% de los barceloneses y 42% de los madrileños), la falta de conexiones directas (30% de los vecinos de Barcelona y 35% de quienes viven en Madrid) y los largos tiempos de viaje (27% y 37% respectivamente).
A estos habría que añadir la alta ocupación y el precio excesivo, más señalado por los barceloneses, quienes también ponen el acento en la inseguridad en el 11% de los encuestados.
En lo que se refiere a la satisfacción, los vecinos de Madrid se muestran más satisfechos en todos los aspectos evaluados y para los cuatro medios de transporte: metro, autobús, cercanías y autobús interurbano.
Como conclusión, OCU considera que el porcentaje de usuarios del transporte público en estas dos grandes urbes es bajo. Por ello solicita a las autoridades municipales aumentar la inversión en un transporte público de calidad, seguro y poco contaminante, de modo que sea una alternativa real al coche y contribuya a reducir la contaminación y los atascos, dos de los factores que más critican los vecinos de estas grandes ciudades. Además, es preciso mantener los descuentos actuales en las tarifas, ya que sigue habiendo al menos un 20% de posibles usuarios para los cuales el precio es un obstáculo.

