En paralelo a sus planes para impulsar la transición energética, la Comisión Europea ha presentado la propuesta Omnibus, un paquete de reformas que reduce las obligaciones de sostenibilidad para las empresas. La iniciativa, que forma parte de la Directiva sobre Diligencia Debida en materia de Sostenibilidad Empresarial, ha sido criticada por Transport & Environment (T&E), que advierte que la medida debilita los avances en transparencia y responsabilidad corporativa.
Uno de los cambios más controvertidos es que las empresas solo tendrían que supervisar a sus proveedores directos, dejando fuera aspectos críticos como la extracción de materias primas. Esto dificultaría la detección de violaciones de derechos humanos o daños ambientales en fases clave de la cadena de suministro.
Además, el paquete retrasaría dos años la aplicación de las normas de información sobre riesgos ambientales y limitaría la obligación de reporte a compañías con más de 1.000 empleados y una facturación superior a 450 millones de euros.
Según Giorgia Ranzato, directora de Finanzas Sostenibles de T&E:
"El paquete Omnibus es un retroceso. Si se aprueba, solo el 0,02% de las empresas europeas estarán sujetas a estas normativas. Esto crea un vacío en los datos ESG y un problema para los inversores responsables."
La decisión de relajar las normas de sostenibilidad podría tener un impacto significativo en sectores como el automovilístico y el de baterías, donde la trazabilidad de los materiales es clave para garantizar estándares ambientales y sociales. T&E advierte que la falta de regulación sobre contenido local y transparencia podría debilitar la competitividad europea frente a mercados como el estadounidense y el chino.
En un aspecto positivo, la UE ha confirmado que lanzará en 2025 un sistema de etiquetado de productos industriales, comenzando con el sector del acero. Dado que el 17% del acero europeo es consumido por la industria automotriz, esta medida podría mejorar la trazabilidad y fomentar una producción más limpia y sostenible.
Sin embargo, para que esta iniciativa tenga éxito, se necesita mayor claridad sobre su implementación. Julia Poliscanova, de T&E, destaca:
"Un etiquetado ecológico es una buena idea, pero sin requisitos claros sobre contenido local y reducción de emisiones, su impacto real será limitado."
Las modificaciones propuestas en la Directiva de Sostenibilidad Empresarial suponen un paso atrás en la rendición de cuentas de las grandes corporaciones. La falta de información sobre los impactos ambientales y sociales de las empresas podría dificultar que consumidores e inversores tomen decisiones informadas y responsables.
Para T&E, es fundamental que la UE refuerce, en lugar de debilitar, los mecanismos de supervisión y transparencia, garantizando que la sostenibilidad siga siendo un pilar en la economía europea. La votación de esta propuesta en el Parlamento Europeo en los próximos meses será clave para definir el futuro del liderazgo ambiental y social de Europa.