El aumento en la actividad también trajo consigo retos importantes. Durante estos periodos, los vehículos realizaron más trayectos cortos con paradas frecuentes, lo que incrementó el consumo de combustible y las emisiones de CO2. En España, el consumo medio semanal de combustible aumentó en un 4,5%, alcanzando los 46 litros por vehículo. Este incremento supuso un coste adicional de 3,50 euros por unidad, poniendo en evidencia los desafíos económicos y ambientales derivados de la intensificación del reparto.
El sector de última milla, valorado en 73.340 millones de euros en 2023, sigue creciendo a un ritmo del 8,1% anual. Sin embargo, este desarrollo tiene un impacto directo en las ciudades. Según el Foro Económico Mundial, para 2030 se espera un aumento del 32% en las emisiones de CO2 y del 21% en la congestión urbana vinculada al tráfico de reparto. Estos datos reflejan la urgencia de buscar soluciones más sostenibles y eficientes para afrontar este crecimiento.