La baja demanda generó la caída de las tarifas en el primer trimestre
El primero de ellos es por supuesto la demanda, cuya debilidad fue en parte responsable de la caída sufrida en el primer trimestre. Esta ha supuesto una presión a la baja tanto para las tarifas al contado como las contractuales, que cayeron a 123,9 y 127,6 puntos respectivamente, lo cual supuso un descenso especialmente marcado para las contractuales. No obstante, en el caso de las tarifas al contado este descenso está haciéndose menos acentuado, lo cual sugiere un entorno de demanda menos negativo que podría conducir a una normalización de los tipos a finales de año.
Asimismo, IRU espera que este año se produzca un crecimiento del volumen de transporte de mercancías por carretera de un 0,4% interanual con respecto a 2023, lo que será posible gracias a las medidas se desaceleren la inflación y a un mercado laboral fuerte que apoye un repunte del consumo.
Peajes de CO2
Será también determinante en este sentido el impacto de los peajes de CO2, que tras su aprobación en Alemania han entrado ya en vigor en Austria, Hungría y República Checa, generando incrementos notables que en el caso germano llegan incluso al 83%. Estos peajes tienen como objetivo incentivar la reducción de las emisiones, pero es una medida que llega demasiado pronto para muchos transportistas que no pueden llevar a cabo una adopción notable de vehículos de cero emisiones y para los que supone una carga financiera adicional, lo cual repercute en las tarifas.
A pesar de ello, en muchos países europeos se prevén ajustes de las tarifas de peaje. Dinamarca aplicará los cambios el año que viene, los Países Bajos y Rumanía lo harán en 2026, y partes de Bélgica en 2028.
Costes de explotación
Por último, es importante tener en cuenta que los costes de explotación del transporte de mercancías por carretera siguen siendo elevados, pues gastos como el mantenimiento de los vehículos, los seguros y los neumáticos siguen subiendo en comparación con años anteriores.
Pese a que los precios del combustible se habían reducido en 2023, han vuelto a subir con la llegada de este año, acumulando aún más costes operativos que contribuyen a la presión sobre las tarifas de flete. Por tanto, pese a que se espera que la demanda se recupere, los cambios normativos, la incertidumbre geopolítica y la fluctuación de los precios del combustible seguirán determinando la dinámica del mercado a lo largo de 2024. El sector debe superar estos retos para lograr la estabilidad y el crecimiento en los próximos meses.