“Es oportuno que nos encontremos en Amberes, donde la presidenta Von der Leyen se reunió en febrero con el primer ministro belga De Croo para debatir la competitividad industrial. Este tipo de compromiso es vital: es muy importante contar con su contribución a este debate.
Apenas necesito recordarles que estos son tiempos cruciales para la Unión Europea. Los resultados de las elecciones europeas celebradas la semana pasada darán forma a muchas conversaciones en los próximos días y meses.
En primer lugar, por segunda vez consecutiva, la participación ha aumentado. Es una buena noticia para la democracia. Las cifras siguen apenas por encima del 50%, así que hay mucho margen de mejora. Pero está claro que los europeos son conscientes de que Europa importa.
El resultado de la votación no muestra grandes cambios en el espectro político. Podemos decir que se ha mantenido el centro. Pero aun así se ha enviado un mensaje claro. Que en lo que respecta a la transición ecológica, los europeos, y las empresas europeas, quieren que volvamos a examinarla más de cerca, junto con ellos. Quieren una interacción más estrecha con el nivel político.
Sigue existiendo un claro compromiso de neutralidad climática. Tenemos que hacer frente al cambio climático y a la biodiversidad, y tenemos que hacerlo ahora: no hay alternativa, no hay plan B. La naturaleza nos recuerda continuamente el poder devastador que posee.
Transición justa y equitativa
Pero el mensaje constante que escuchamos es que esto debe hacerse de una manera que sea justa y equitativa para quienes viven en Europa. La justicia social debe ser un elemento clave de la transición ecológica.
Para los jóvenes, que no sólo quieren un planeta habitable en el futuro, sino que también seguirán necesitando una buena educación y empleos de calidad. Y debemos hacerlo de una manera que garantice que nuestras empresas mantengan su competitividad a nivel mundial. Que nuestra industria pueda permanecer, y prosperar, aquí en Europa.
Estamos dispuestos a luchar por ello. Es absolutamente imperativo para nuestro futuro desarrollo económico.
Tenemos que ver cómo se pueden maximizar las oportunidades del Pacto Verde Europeo y minimizar los costes. Porque no es sólo la pieza central de nuestra lucha por alcanzar la neutralidad climática con una naturaleza sana para 2050. Es también nuestra estrategia para el crecimiento y la prosperidad a largo plazo.
‘El Pacto Verde es la pieza central de la neutralidad climática en 2050’
Así que hacer que funcione socialmente, para todos los europeos, y económicamente, para nuestras empresas, es un factor vital para que nuestra transición verde se construya aquí, en Europa.
No podemos permitirnos externalizarla. Aprovechar al máximo (en lugar de regalar) la oportunidad de crear puestos de trabajo de alto valor y un crecimiento económico moderno y sostenible.
Vivimos en un mundo nuevo en el que la competencia es mucho más feroz y la situación geopolítica es radicalmente distinta a la de hace cinco años. Tenemos que seguir siendo una superpotencia en lo que respecta a la tecnología verde.
La competitividad es la clave y una de las principales prioridades de la Unión Europea, como han subrayado los líderes del Consejo Europeo, que han pedido un nuevo acuerdo de competitividad anclado en un mercado único plenamente integrado.
Estoy seguro de que éste volverá a ser uno de los temas de los líderes cuando se reúnan en junio para debatir la agenda estratégica”.