Comenzó con la intervención (con un mensaje grabado) de Natalia Corchado, especialista planificación estratégica IRU, quien reconoció que “la escasez de conductores es un problema mundial. Hablamos de una cifra de tres millones de puestos vacantes, más del 7%, aunque en Turquía la cifra sube hasta un 16%. Es un problema que se va agravando en todo el planeta”.
Quizá una de las razones, según Corchado, es que “falta atractivo en la profesión. El 62% de las empresas en Europa tienen problemas graves o muy graves para encontrar conductores, y un 57% no puede ampliar su negocio por esta razón. Además, menos del 12% de los conductores está por debajo de los 25 años, aunque en España y Europa la cifra se queda por debajo del 5%. A esto sumamos una tasa de paro juvenil (16%), aunque ni así se acercan al Sector, y que, en Europa, un tercio de los conductores tiene más de 55 años, más del 50% en España”.
Y Corchado avisa que “esto se agravará con un incremento de la demanda de transporte”, prevista para los próximos años, que podría elevar hasta los siete millones de vacantes en 2028, un 22% en España.
‘El conductor al frente’
Existe un pacto entre IRU y la asociación internacional de cargadores, ‘El conductor al frente’, para mejorar las condiciones en los lugares de carga y descarga, que podría servir para hacer la profesión atractiva. Y su verdadero calado fue explicado por Jordi Espín, secretario general de Transprime y miembro de distintas entidades de cargadores, tanto a nivel europeo como mundial.
“Este estándar global de respeto a los conductores, ‘El conductor al frente’, ha requerido tres años para su creación”, expuso, aunque también añadió el estándar CS3D, sobre logística ética y responsable. “Valora que los derechos humanos son un pilar fundamental de la sostenibilidad y aboga por el respeto a la cadena de suministro y de las personas que la forman, incluyendo a la cadena logística y a los conductores. Enfoque de las 4P: deberes y derechos, acreditación voluntaria, compromiso con las personas y un estándar global (el firmado con IRU)”.
A continuación, otro instrumento que está en vigor es la Certificación de cargador responsable (CCR, dividido en 11 áreas, aunque el 52% tiene que ver con contratación, previsión de demanda, carga y descarga, pago y operaciones del proceso de asignación), que Espín justificó en que “el charter es un brindis al sol, es un estándar inspirador. Por eso, hemos creado este estándar de certificación, con el que buscamos cargadores a prueba de futuro mediante colaboración, compromiso, transparencia, resiliencia, innovación, acreditación…”.
“Tenemos que crear documentos estandarizados, planificar mejor, hacer más fiables los procesos… Es un compromiso de imagen y confianza demostrada. Esta certificación es voluntaria para los cargadores, demostrando que somos proactivos desde el principio”, concluyó Espín, a lo que Valvidia añadió que existe un compromiso para crear el certificado de ‘transportista responsable’.
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