En el último de sus informes periódicos sobre la actualidad del mercado a nivel global, se apunta que la evolución de los precios del transporte en el último año ha sido como una auténtica montaña rusa. Como no podía ser de otra manera, la guerra en Ucrania y sus consecuencias socio-económicas, como el inicio de la crisis energética, la subida de los precios de la energía y los combustibles y el repunte de la inflación; desestabilizaron el mercado del transporte.
En este sentido, las cadenas de suministro, que todavía no se habían recuperado tras la pandemia, se han visto nuevamente interrumpidas y han sufrido nuevas sacudidas. En consecuencia, se ha vuelto a encender la luz roja para las redes de distribución, no solo en Europa, también en el resto del mundo.
Durante mucho tiempo, la fecha del 24 de febrero de 2022, inicio de la guerra en Ucrania, será una referencia importante para la situación de cada una de las economías europeas. Desde la agresión rusa, los tipos han empezado a subir rápidamente, alcanzando un máximo del 29% superior al de enero de 2022. En la segunda mitad del año, la situación en el mercado empezó a normalizarse, con una caída lenta de los precios hasta alcanzar casi los niveles de antes de la guerra en diciembre de 2022.
Los costes de transporte variaron de un país a otro y, para algunas rutas, la media de algunos países divergía considerablemente de la europea. El mercado italiano y el neerlandés registraron grandes fluctuaciones, mientras que Polonia y Alemania, más cerca de los precios medios europeos, se situaron como líderes en volumen de mercancías transportadas. Los tarifas de transporte, sin embargo, se vieron más influidas por las variaciones de los costes del combustible, aunque este no fue el único factor determinante.
¿Qué podemos esperar?
-Desde principios de 2020, la gestión de las cadenas de suministro se encuentra en un proceso de cambio constante. Las redes de suministro siguen debilitadas tras la pandemia y ahora, más si cabe, como consecuencia de la guerra en curso en Ucrania. 2023 seguirá siendo un periodo de incertidumbre, los gestores se verán obligados a tomar decisiones sobre la marcha, mientras que la planificación a más largo plazo es muy difícil y está sujeta a una gran incertidumbre.
-El planteamiento de los contratos de transporte será una combinación de un enfoque contractual. Esto permite la creación de un marco presupuestario para el trimestre o el año siguiente, y uno spot, es decir, observar las tarifas del mercado y buscar la capacidad que falta organizando ofertas rápidas (RFQ) para pedidos de transporte específicos. Se trata de una tecnología nada desdeñable que permite crear bolsas privadas combinadas con la automatización de la verificación del transportista (conformidad).
-La digitalización de la cadena de suministro es una tendencia al alza en la que los sistemas de gestión del transporte son una parte importante. La digitalización ha salvado muchas cadenas de suministro durante los parones de producción a los que obligó el confinamiento y de esto no se olvidan los responsables de logística. La experiencia de la pandemia demuestra que la automatización de la logística y de los procesos de gestión en general aporta ahorros más que tangibles.

