Desde el punto de vista de la producción, los expertos consideran que la industria manufacturera crezca a nivel global un 3,9% en 2022 (cuando se conozcan los datos definitivos), antes de disminuir en 0,2 millones de dólares en 2023 debido a la amplia gama de presiones sobre la economía, incluida la inflación o la guerra en Ucrania, que no tienen precedentes.
Europa será especialmente lenta en este proceso, con una previsión de crecimiento de la industria manufacturera del 3,7%. Sin embargo, los datos que se manejan sobre la fabricación de maquinaria son mucho menos optimistas respecto al trimestre anterior, ya que ocho de los 10 principales sectores experimentan una revisión a la baja de sus previsiones.
Los semiconductores y la electrónica se desmarcan de la tendencia y se prevé que crezca un 6,2% este año. Sin embargo, es probable que este crecimiento sea insostenible en el contexto del auge y caída del mercado de semiconductores, por lo que se prevé un importante descenso para 2023, lo cual no puede considerarse como una buena noticia.
Los cierres que se han producido en Shanghai durante las últimas fechas repercuten en la industria manufacturera, sobre todo porque la ciudad alberga un puerto que gestiona más del 25% de todo el tráfico de mercancías procedente de China. Aunque Shanghai es principalmente un centro financiero, si el gobierno chino aplicara medidas similares en uno de sus principales centros de producción, podría acelerar la caída de ésta de forma alarmante, incidiendo directamente en la economía mundial, puesto que China representa el 44,4% del total de la producción mundial.
La automoción, muy afectada
También es posible que la industria del automóvil siga sufriendo en el próximo año. Sus perspectivas se han visto empeoradas por la guerra de Ucrania, por varias razones; Rusia proporciona la mayor parte del paladio que se utiliza para producir convertidores catalíticos y ahora es inaccesible. Además, Ucrania es un fabricante clave de componentes para la industria automovilística de Europa Occidental, en particular mazos de cables, cuyo suministro es ahora intermitente.
Tim Dawson, director senior de Investigación de Interact Analysis, afirma que «los acontecimientos mundiales están desempeñando un papel exagerado en términos de su impacto en la industria manufacturera. La inflación ha causado graves problemas al aumentar los costes de la energía, las materias primas y los componentes. En EE.UU., la fortaleza del dólar perjudica la competitividad de los exportadores de manufacturas. Mientras tanto, China se ve mucho menos afectada por la inflación, con una tasa ligeramente inferior al 3% (frente al 9% de EE.UU). El tema de la deslocalización total o parcial de la fabricación se discute mucho en la prensa empresarial mundial. Una clara iniciativa actual en este sentido es la ley estadounidense CHIPS Act, que está invirtiendo 52.000 millones de dólares en la fabricación de semiconductores en Estados Unidos. La respuesta china aún no está clara, pero la Ley CHIPS es probable que resulte eficaz en su objetivo principal de reducir la dependencia estadounidense de China, ya que de las 10 principales empresas de semiconductores, seis son estadounidenses y ninguna china. El resultado probable es un importante repunte de la participación de Estados Unidos en el mercado de semiconductores a medio y largo plazo».

