Y es resiliencia es la base del estudio Investigación e innovación en seguridad y resiliencia del transporte en Europa, elaborado por JRC basándose en 143 proyectos de investigación e innovación (I+i) sobre seguridad en el transporte y 50 sobre resiliencia.
Esta definición general es válida para todos los sistemas, pero una definición específica para los sistemas de transporte es beneficiosa para llegar a formas prácticas de alcanzarla. Y aunque no existe una definición única de resiliencia para los sistemas de transporte, se han publicado recientemente varios artículos de revisión que aportan información sobre varios aspectos de la misma.
Puede definirse (según Wan et al, 2017) como «la capacidad de un sistema de transporte para absorber perturbaciones, mantener su estructura y función básicas, y recuperar el nivel de servicio requerido en un plazo y con unos costes aceptables tras verse afectado por perturbaciones». Esta definición es pertinente para el transporte de superficie (tanto individual como colectivo) y puede hacerse extensiva a la aviación, centrándose en la gestión del tráfico aéreo.
Más recientemente, un artículo de revisión (Gonçalves y Ribeiro 2020) definió la resiliencia de los sistemas de transporte urbano como «la capacidad de un sistema para resistir, reducir y absorber los impactos de una perturbación (choque, interrupción o catástrofe), manteniendo un nivel aceptable de servicio (resiliencia estática) y restableciendo el funcionamiento regular y equilibrado en un plazo y coste razonables (resiliencia dinámica)». Los autores también concluyen que las principales características de los sistemas de transporte resilientes son la redundancia, la adaptación, la solidez, la preparación y la rapidez.
La resiliencia puede ser proactiva y reactiva
La resiliencia proactiva abarca la planificación de un sistema resiliente, y la reactiva, la protección frente a posibles interrupciones o catástrofes (Beinović, 2020).
En los últimos años, varias perturbaciones han puesto a prueba la resiliencia del Sector del transporte. Como se afirma en la Estrategia de Movilidad Sostenible e Inteligente, el transporte ha sido uno de los sectores más afectados por la pandemia Covid-19, con daños derivados de las enormes perturbaciones negativas de la demanda tras las necesarias medidas de contención y mitigación. Esto ha dado lugar a interrupciones en la cadena de suministro, fuertes reducciones en los viajes y el turismo extranjeros y nacionales, y una conectividad reducida en toda la UE.
Esto también ha provocado inmensas dificultades operativas y financieras para muchas empresas activas en el Sector del transporte, muchas de ellas pequeñas y medianas empresas (pymes).
Geopolítica y cambio climático
Otro reto al que se ha enfrentado el Sector de la UE es la agresión militar de Rusia contra Ucrania, que ha afectado gravemente al transporte de mercancías y personas. En cuanto a los riesgos climáticos, las inundaciones se han hecho más frecuentes y graves en los últimos años y se prevé que se intensifiquen considerablemente debido al cambio climático. En julio de 2021, varios países europeos, entre ellos Alemania, Bélgica y los Países Bajos, se vieron afectados por inundaciones catastróficas que causaron muertes y daños generalizados. Entre los daños materiales, se destruyeron carreteras y vías férreas, lo que provocó la interrupción del transporte. En cuanto a los riesgos climáticos futuros, más del 60% de los puertos marítimos de la UE pueden estar bajo un alto riesgo de inundación en 2100, causando interrupciones en las operaciones y daños a la infraestructura portuaria y a los buques, especialmente a lo largo de la costa del Mar del Norte, donde el tráfico de más de 500 puertos representa hasta el 15% del transporte mundial de mercancías (Comisión Europea, 2020b).
Al mismo tiempo, el transporte fluvial está sujeto a los efectos de las sequías y el estiaje, pero también de las inundaciones.
El actual proceso de transformación digital también ha traído consigo nuevos riesgos y amenazas, como los ciberataques. Una de cada ocho empresas europeas, incluidos todos los sectores, se vio afectada por ciberataques en 2019. El Sector del transporte es especialmente preocupante por el riesgo inherente para la seguridad y la protección.

