Así se entiende desde la consultora Transport Intelligence, que asegura que en China han aparecido imágenes inquietantes que muestran las consecuencias de la actual política de tolerancia cero del presidente Xi Jinping con respecto a Covid. Un vídeo muestra a los trabajadores de la planta de Foxconn en Zhengzhou (responsable de la fabricación de alrededor del 60% de los iPhones de Apple) escenificando una «fuga» escalando muros para evitar ser encerrados en la fábrica. Un informe del Financial Times sugiere que, aunque la producción se trasladará a instalaciones alternativas, es probable que se vea afectado hasta el 10% de la producción mundial de Apple.
Y es que los cierres de varias ciudades chinas han sido continuos desde el comienzo de la pandemia, a pesar de que las restricciones se han levantado en la mayoría de las otras partes del mundo. Esta política ha afectado considerablemente a la economía, y muchos fabricantes han informado de caídas de la producción de hasta el 40% en las regiones afectadas. El economista Global Data cree que el PIB de China sólo alcanzará el 4,5% en 2022, muy por debajo del objetivo del gobierno; también es probable que disminuya su cuota en el mercado mundial de exportaciones. A esto se suma el cierre de fábricas y de puntos de venta, que reducen drásticamente los resultados de empresas de relevancia internacional.
La economía china va a crecer en 2022 bastante por debajo de las previsiones de su Gobierno. ¿Permitirá eso un cambio de política?
Incluso si se permite al personal ir a trabajar, los cierres están teniendo consecuencias desastrosas para la logística de entrada y salida. En la primavera de 2022, una reducción del 45% de la capacidad de los camiones en Shanghái provocó el retraso del 80% de los buques, frente al 20% de dos años antes. Las importaciones también se vieron afectadas, con contenedores que esperaban hasta 12 días para ser recogidos, frente a los 4-5 días anteriores al cierre, según la plataforma digital de transporte Freightos, recogen desde Ti.
Recientemente, en octubre, las autoridades bloquearon la ciudad portuaria de Ningbo e instituyeron una lista blanca de conductores de camiones «Covid-clear», aunque esto no impidió un posterior brote entre la comunidad de conductores. Estas interrupciones y limitaciones de capacidad han provocado un descenso de los volúmenes de exportación que, junto con una menor demanda en Estados Unidos y Europa, han presionado a la baja las tarifas de transporte. Los volúmenes y tarifas de la carga aérea también siguen siendo débiles por las mismas razones.
Desvío de flujos a otras latitudes
Estos problemas han provocado, a juicio de la consultora, una gran volatilidad e incertidumbre en los fabricantes y minoristas de todo el mundo, lo que a su vez ha hecho que aumenten los niveles de existencias, que se adelanten los pedidos y, lo que es más importante para la economía china, que se recurra a proveedores de los países vecinos. Vietnam ha sido un beneficiario clave de esta tendencia; su industria del mueble, por ejemplo, ha aumentado su cuota de exportaciones mundiales del 11% en 2019 al 17% en 2022, al mismo tiempo que la de China ha caído del 61% al 53% (MDS Transmodal). Aunque el aumento de los costes laborales chinos, la imposición de los aranceles de Trump y toda una serie de medidas de mitigación de riesgos adoptadas por los fabricantes también han sido responsables de las estrategias de abastecimiento China +, los cierres para muchos están siendo la gota que colma el vaso.
La pregunta clave es cuánto tiempo persistirá el gobierno chino con esta política. Muchos analistas creen que podría durar hasta bien entrado el año 2023, aunque en los últimos días ha circulado el rumor de que un comité gubernamental está elaborando una hoja de ruta que señala el camino hacia la relajación de muchas de las medidas cero-Covid. Sin embargo, esto podría ser una especulación, ya que no se habló de liberalización en el Congreso del Partido Comunista cuando el presidente Xi fue reelegido. De hecho, él está tan estrechamente asociado a esta política que cualquier relajación sería políticamente embarazosa y, en consecuencia, impensable, concluye el análisis.

