El camino está trazado, es ilusionante y está tomando velocidad
Los hechos le están dando la razón, porque esta misma semana, el Consejo de Ministros ya la ha remitido a las Cortes para que continúe el viaje.
Es justo lo que necesita el Sector, ya lo hemos comentado en repetidas ocasiones. Sin embargo, hay que comentar un par de matices que son relevantes. Por un lado, que el texto básico es el mismo que se aprobó, con un altísimo grado de consenso, en diciembre de 2022. Es el mismo que inició su trámite parlamentario, sólo interrumpido por el adelanto electoral.

Por tanto, todo hace pensar que las enmiendas, aportaciones o variaciones de lo pactado hace poco más de un año no serán un obstáculo para que la norma siga adelante.
Objetivos generales
Además, mantiene el bloque de objetivos generales: descarbonización, digitalización, financiación (aquí encontramos uno de los asuntos que se deben clarificar, porque está asegurada para el transporte urbano, pero no para el resto), sostenibilidad y cohesión social.
Y también anuncia un nuevo Sistema Nacional de Movilidad Sostenible, una herramienta de coordinación entre Administraciones de distinto ámbito territorial para que las futuras planificaciones y medidas que se adopten en relación con el Transporte tengan, de nuevo, el mayor consenso posible.
El camino está trazado y es ilusionante. Por supuesto que habrá enmiendas y aportaciones al texto, pero serán para mejorarlo. Y así debe ser. Ojalá esta vez no exista ninguna traba para que la tan ansiada Ley vea la luz lo antes posible.

