Si bien las medidas para cambiar a modos de transporte con menos emisiones de carbono desempeñarán un papel importante en la reducción de las emisiones de los transportes, es necesario que los Estados miembros jueguen un papel importante en la reducción de las emisiones con un sistema de transporte descarbonizado, que estará fuertemente relacionado con un sistema energético descarbonizado debido al papel de la electricidad en los vehículos eléctricos y en la creación de nuevos combustibles para la navegación y la aviación.
Los estudios han demostrado que los VE tienen menos emisiones que los vehículos de combustión interna con la actual combinación de redes en los principales mercados, y generan una ventaja adicional en la reducción de la intensidad de carbono. En la medida en que podamos desviar los viajes personales de los viajes en coche, reduciremos a su vez la demanda de una nueva red eléctrica, así como de litio y otros metales preciosos necesarios para producir baterías. Si la producción de hidrógeno verde aumenta lo suficiente, podría desempeñar un papel importante en el sistema de transporte, sobre todo en el transporte aéreo y marítimo.
Relación hidrógeno / descarbonización
La producción ecológica de hidrógeno en la industria estaría entonces intrínsecamente ligada al éxito de la descarbonización del transporte. El entorno construido también será importante para la descarbonización del transporte, ya que la infraestructura de recarga está integrada en la planificación urbana y a menudo forma parte de los edificios.
En las economías de renta alta, en las que la compra de coches nuevos es elevada, ha habido preocupación por el grado de accesibilidad de los VE a los estratos de renta más bajos. En Estados Unidos, el 56% de los VE comprados entre 2011 y 2015 fueron a parar a compradores que ganaban más de 100.000 dólares al año, y el 10% de los hogares con más ingresos que declaran impuestos reclamaron el 60% de los créditos fiscales para VE enchufables. Un análisis más reciente ha concluido que, dado que los hogares con bajos ingresos gastan una mayor parte de sus ingresos en costes de conducción, los VE supondrán un mayor ahorro de costes como porcentaje de los ingresos para los hogares con bajos ingresos en 2030. Sin embargo, dado que caminar y montar en bicicleta son significativamente menos caros que comprar un vehículo nuevo o usado, es posible argumentar que la equidad sería mayor mediante inversiones en modos de transporte activo y facilitando los desplazamientos sin coche que mediante subvenciones microdirigidas a los coches eléctricos.
A nivel internacional, existe una desigualdad entre los países desarrollados, donde es habitual la venta de vehículos nuevos, y los países en desarrollo, donde los vehículos usados se importan con frecuencia de los países desarrollados. Entre 2015 y 2018, la Unión Europea, Japón y Estados Unidos exportaron 14 millones de Ligeros usados y 1,2 millones de Pesados usados. Entre los primeros, el 70% se destinó a países en desarrollo, la mayoría de los cuales no tienen normas estrictas sobre emisiones. Como resultado, las economías desarrolladas están exportando vehículos sucios a los países en desarrollo, trasladándoles la carga de la transición.

