Para llegar a esta conclusión, los autores han reflexionado acerca de dos limitaciones biofísicas: la escasez de materiales y el rendimiento energético neto, concluyendo que las limitaciones del reciclado en la electrificación del transporte son evidentes y señalando que alcanzar niveles elevados de objetivos de reciclado al final de la vida útil no significa necesariamente que un alto porcentaje de los materiales utilizados en los productos manufacturados proceda de fuentes recicladas. Esto se debe a que hay un aumento constante de la demanda de nuevos materiales, y siempre hay un retraso en el uso de materiales reciclados debido al gran número de materiales almacenados que todavía están en uso.
Crecimiento vs sostenibilidad
En este sentido, el investigador del grupo GEEDS-Uva, Íñigo Capellán-Pérez, afirma que «el reciclaje es una forma útil de reducir los residuos y otros impactos negativos sobre el medio ambiente, pero no siempre es todo lo eficaz que podría ser porque los materiales suelen almacenarse durante largos periodos de tiempo antes de ser reciclados. Esto se ve agravado por el hecho de que el sistema económico actual se centra en el crecimiento, en lugar de en la sostenibilidad«. Concluyó Iñigo Capellán-Pérez.
Desde el punto de vista del análisis de la energía neta, el estudio recomienda dar prioridad a los modos de transporte con vehículos eléctricos que tengan un mayor rendimiento energético de la inversión (ESOI), como el transporte compartido y público. Los vehículos eléctricos requieren más energía para su fabricación que los vehículos con motor de combustión interna, pero necesitan menos energía de la red para funcionar. Esto es similar a cómo las fuentes de energía renovables requieren más energía para instalarse, pero menos para producir electricidad en comparación con los combustibles fósiles. Según el análisis, la energía almacenada en energía invertida para los vehículos eléctricos es relativamente baja y, con la gran dependencia de los combustibles fósiles que tenemos hoy en día, los costes medioambientales y las emisiones de gases de efecto invernadero de los vehículos eléctricos no disminuirán significativamente hasta que la combinación energética cambie radicalmente.
Por tanto, y como conclusión, la electrificación del transporte es hoy una de las estrategias clave aplicadas en todo el mundo para descarbonizar el Sector, pero requiere una cantidad significativa de materias primas, muchas de las cuales son escasas y difíciles de extraer y refinar, lo que las encarece. El decrecimiento es el escenario que menos presión ejerce sobre los recursos, aunque exigiría la puesta en marcha de políticas globales y cambios económicos y culturales a escala mundial.

