En el último de sus informes periódicos sobre la actualidad del mercado a nivel global, se indica que la crisis energética y los altos precios de las materias primas provocados por el estallido de la guerra en Ucrania fue lo que propició la subida del combustible el año pasado.
Así, durante 2022, el precio medio del gasóleo (neto de aranceles e impuestos) resultó un 69,3% más alto que en 2021. Además, los transportistas se vieron afectados por el drástico aumento del precio del AdBlue, que, junto con los precios del carburante, tuvo un impacto casi inmediato en la subida de las tarifas de transporte. A todo ello se sumó la elevada demanda de recursos energéticos, incluso antes del estallido de la guerra, provocada por la reactivación de las economías tras la pandemia.
Sin embargo, en contra de los peores pronósticos del Sector del transporte y la logística, el precio del gasóleo empezó a bajar a partir de mediados de año, algo que también se reflejó de inmediato en la bajada correspondiente de los precios del transporte. A finales de junio, el precio medio del gasóleo alcanzó un máximo anual de 1.302,98 euros/mil litros y, a continuación, la situación en las bolsas mundiales empezó a calmarse. Como consecuencia, los precios bajaron de forma constante en el último trimestre del año pasado, dejando las subidas de los meses de agosto y septiembre como una interrupción temporal de esta tendencia a la baja.
Alemania, precios más altos
Si además tenemos en cuenta que los transportistas alemanes utilizan propulsión de GNL, que también ha sufrido subidas de precio considerables, encontramos un Sector en una situación desesperada en este país. Los costes del combustible han restado competitividad a los transportistas alemanes en Europa. El precio récord del combustible (1.472,46 euros por mil litros) se alcanzó a mediados de marzo del año pasado en Alemania. La economía neerlandesa también ha tenido problemas con esto durante prácticamente todo 2022.
Cuatro supuestos
En este escenario, lo que podemos esperar son estas cuatro aseveraciones, según indica el informe de CargoOn:
-El año en curso ofrece un moderado optimismo para el mercado de los carburantes. El precio medio del gasóleo en Europa era de 996,42 euros por mil litros a finales del año anterior, lo que nos permite contemplar los precios en 2023 con mayor confianza. Sin embargo, como es habitual en las previsiones económicas, siempre hay un pero… ¿Cuál es? La gran incógnita es el impacto del embargo de la Comisión Europea sobre los recursos energéticos rusos a partir del 5 de febrero de este año. ¿Podemos esperar de nuevo un aumento sistemático de los precios del gasóleo o el mercado mantendrá la calma? Mucho nos tememos que ni siquiera los expertos en carburantes son capaces de responder a esta pregunta de forma inequívoca.
-Aunque hay muchas incógnitas, parece que la disminución de la demanda de transporte es un factor estabilizador de los precios. La desaceleración económica que estamos viviendo en Europa, y en todo el mundo; el descenso de la producción industrial en China y el menor tráfico portuario parecen indicar que va a seguir esta tendencia. La menor demanda de capacidad de transporte y, en consecuencia, de combustible, será sin duda un factor de contención de las rápidas subidas de precios.
-Los expertos de JP Morgan y Goldman Sachs, dos de los mayores fondos de inversión estadounidenses, confirman estas previsiones y pronostican que el precio medio del petróleo en 2023 será probablemente más bajo de lo que suponíamos hace unos meses. Esto se deberá a un exceso de oferta sobre la demanda en el mercado del transporte. Las últimas previsiones de estas instituciones financieras indican que el precio medio del petróleo en las bolsas mundiales se situará entre 92 y 98 dólares por barril.
-La menor demanda de capacidad y la previsible estabilización del mercado de materias primas energéticas contribuirán al mismo tiempo a calmar los precios del transporte e incluso a ajustarlos a la baja.

