Es el caso de la compañía francesa Greenmot. Primero fue su proyecto Green-eBus para la transformación de un autobús urbano diésel a una propulsión con motor eléctrico alimentado por baterías. Y, en vista de que los resultados están siendo, según sus propios responsables, más que satisfactorios, han decidido dar un paso más.
Hidrógeno
Ahora, se proponen ampliar su portfolio a un kit de adaptación para autobuses interurbanos, en el que el motor se convertirá de diésel a eléctrico generado por una pila de combustible de hidrógeno. Sea para media o larga distancia, la propuesta de Greenmot concederá una autonomía entre 300 y 500 km a partir de 2024.
Para ello, inicia un proceso de adecuación de sus instalaciones, que comenzará a funcionar en 2023. En principio, producirá medio centenar de kits, pero su objetivo es el de alcanzar la media de uno al día cuando esté a pleno rendimiento. Además, tanto la solución de hidrógeno como la eléctrica anterior, se podrán incorporar a todo tipo de vehículos pesados, incluso los militares.
El retrofit, en ocasiones visto con no muy buenos ojos, puede ser una solución, siempre que se realice la operación con la seguridad y la homologación pertinentes.

