El documento se basa en la premisa de que en 2035, la conducción autónoma podría generar entre 300.000 y 400.000 millones de dólares de ingresos, pero para ello es necesario fijar sus necesidades en el cambiante mercado de los turismos, segmento en el que se centra puesto que, como es lógico, cuenta con mucho mayor volumen.
Gracias a miles de millones de dólares de inversión y a pesar de un proceso no exento de contratiempos, la comunidad de la movilidad sigue estando de acuerdo en que la conducción autónoma tiene el potencial de transformar el transporte, el comportamiento de los consumidores y la sociedad en general, lo que se debería traducir en un ingente volumen de negocio para sus participantes.
Pero todo ello pasa por la adaptación de los fabricantes de equipos originales y los proveedores de automóviles, que tendrán que desarrollar nuevas estrategias comerciales y de ventas, adquirir nuevas capacidades tecnológicas y abordar los problemas de seguridad.
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La conducción autónoma (AD) podría revolucionar la forma en que los consumidores experimentan la movilidad. Los sistemas pueden hacer que la conducción sea más segura, cómoda y agradable. Las horas en la carretera que antes se pasaban conduciendo podrían aprovecharse para videollamar a un amigo, ver una película divertida o incluso trabajar. Para los empleados con largos desplazamientos al trabajo, conducir un vehículo autónomo podría aumentar la productividad del trabajador o, incluso, acortar la jornada laboral.
En esta misma línea, el estudio indica que gracias a que los trabajadores pueden realizar su trabajo desde un coche autónomo, podrían desplazarse más fácilmente lejos de la oficina, lo que, a su vez, podría atraer a más gente a las zonas rurales y suburbios, añadiendo que la movilidad de los conductores de edad avanzada también se mejoraría, con opciones de movilidad que van más allá del transporte público o los servicios de coche compartido. Por último, la seguridad también podría aumentar, ya que un estudio muestra que la creciente adopción de sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS) en Europa podría reducir el número de accidentes en aproximadamente un 15% para 2030.
Valor para la industria
Además de estas ventajas para el consumidor, la AD también puede generar valor añadido para la industria automovilística, porque tendrá la oportunidad de ir incorporando más funciones ADAS a las básicas actuales. Antes o después, los vehículos alcanzarán el nivel L4, que significa el control sin conductor en determinadas condiciones, algo por lo que los consumidores están dispuestos a pagar, según una encuesta de McKinsey de 2021. La creciente demanda de sistemas AD podría generar ingresos de miles de millones de dólares. Los vehículos con capacidades de Nivel 2+ (L2+), basadas en lidar, tienen un coste aproximado de entre 1.500 y 2.000 dólares en componentes, y aún más en el caso de los coches con opciones de Nivel 3 (L3) y L4. Basándose en el interés de los consumidores por las funciones AD y en las soluciones comerciales disponibles actualmente en el mercado, ADAS y AD podrían generar entre 300.000 y 400.000 millones de dólares en el mercado de turismos para 2035, según un análisis de McKinsey.

