Con esta cita, extraída de World Economic Forum (2015), da comienzo un estudio elaborado por Ti Insight, en colaboración con la Foundation for Future Supply Chain, para abordar el asunto de la diversidad de género, específicamente en el ámbito del Sector de la logística y la cadena de suministro.
El objetivo no es otro que descubrir las implicaciones de las barreras sociales más amplias para el sector, identificar las que son propias y evaluar los progresos realizados en los últimos años. El primer paso fue llevar a cabo una amplia encuesta entre directivos y ejecutivos, aunque ya se trabaja en una segunda fase que incorpore una muestra más amplia del sector que comparta sus puntos de vista.
Reducir la brecha de género
John Manners-Bell, Sara Smith, Viki Keckarovska y Julia Swales son las personas que firman el documento, que reconoce la evolución del transporte y la logística, en las décadas pasadas, hacia una actividad tecnológica, innovadora y que genera crecimiento económico. Sin embargo, en lo que respecta a la paridad de género sigue firmemente anclada en el pasado. Ya sea en el transporte por carretera, marítimo, aéreo o ferroviario, la mano de obra en todos los niveles funcionales (desde el operativo al ejecutivo jefe) sigue dominada por los hombres.
Y se afirma que esta situación representa una gran oportunidad perdida. Que los gobiernos y las empresas hayan permitido que persista durante tanto tiempo esta situación no tiene mucho sentido, entre otras cosas debido a los retos operativos a los que se han enfrentado las empresas en los últimos años han implicado escasez de dicha mano de obra.

En términos básicos, el aumento de las tasas de «actividad» o «participación» de las mujeres en la población activa conduce a un mayor volumen de mano de obra y al potencial de una mayor capacidad productiva. Sin embargo, también aporta otra serie de beneficios. Según el Fondo Monetario Internacional (FMI), el empleo de un mayor número de mujeres impulsa el crecimiento económico: aportan nuevas cualificaciones a la mano de obra; ofrecen perspectivas y soluciones diferentes; el desarrollo de formas de trabajo nuevas y más eficientes; y facilitar la ruptura de los modelos empresariales existentes.
Otra de las cuestiones importantes que señala el estudio en esta misma línea es que una mayor representación de las mujeres puede provocar un incremento de los salarios, tanto en los hombres como en las mujeres. Por consiguiente, se recomienda que la desigualdad de género debería ser considerada por los líderes empresariales como una vía para aumentar la productividad y por los políticos como una forma de incrementar la actividad económica, la competitividad y, por supuesto, las contribuciones fiscales.
Centrar el debate en aspectos económicos, por encima de los sociales, puede hacer que la reducción de la desigualdad tenga más éxito
Transformar la industria para hacerla más atractiva a las mujeres parece tener un sentido obvio. Mejorar la paridad de género mediante la migración de más mujeres de la jornada parcial a la jornada completa, aumentando el número de mujeres en el lugar de trabajo y el valor de sus funciones, mejorará la capacidad productiva y conducirá a nuevas y potencialmente mejores formas de hacer negocios.
Por consiguiente, esto impulsará el crecimiento y los beneficios de la industria, cumpliendo los objetivos políticos de los gobiernos, como el aumento del empleo y la consecución de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.
Los países de la UE tienen, según el EIGE, el potencial de aumentar su PIB hasta un 12% de aquí a 2050 y generar 10,5 millones de puestos de trabajo adicionales, el 70% de los cuales serían ocupados por mujeres. En términos de generación de Valor Añadido Bruto (VAB), la misma fuente cree que el Sector del transporte se beneficiaría sobre todo de la mejora de la educación de las mujeres («cerrar la brecha educativa») y de una mayor participación femenina en el mercado laboral.
Sin embargo, todo esto no será fácil de conseguir. La estructura de la mano de obra del transporte y la logística se ha arraigado debido a un ciclo que se autoperpetúa. Cuanto más masculino es un sector, más se diseñan las prácticas laborales, los equipos y los modelos empresariales en torno a las necesidades de los hombres. Y eso da como resultado que las mujeres se ven repelidas del Sector (entre otras cosas por la falta de modelos de conducta), lo que a su vez reduce el número de mujeres que trabajan en él. Revertir esta situación de forma disruptiva será fundamental para lograr la paridad de género.

