La movilidad es uno de los aspectos fundamentales de dicho proceso, y en este sentido juegan un rol esencial los Planes de Movilidad Urbana Sostenible (PMUS). En la mayoría de las ciudades, el camino hacia las emisiones de carbono cero de la movilidad urbana abarcará más de un periodo de PMUS.
El Pacto Verde Europeo ha determinado el objetivo de carbono neto cero en todos los sectores hasta el año 2050. El paquete Fit for 55 ha determinado objetivos intermedios hasta 2030 de una reducción neta de carbono del 55% en todos los sectores con respecto a 1990. El objetivo del 55% se ve apoyado por un paquete de medidas legislativas y políticas en los sectores afectados. Y está claro que los objetivos generales no se pueden alcanzar en todos los sectores por separado.
En el Sector del Transporte la base no es el 100% de 1990, sino que está por encima de ese nivel y, por tanto, habría que bajar de ese nivel al 45% en 2030, lo que sólo será alcanzable allá donde ya se hayan realizado progresos sustanciales. Para alcanzar el objetivo de 2030 es necesaria una ambiciosa reducción del transporte motorizado privado en las zonas urbanas del 44% en 2019 al 20% en 2030.
Es rentable
La transición hacia una movilidad urbana sostenible en las ciudades europeas podría generar unos beneficios netos de hasta 177.000 millones de euros de aquí a 2030. De estos beneficios netos, los costes ahorrados por la reducción de las emisiones de CO2, la contaminación, el ruido y las víctimas mortales (externalidades) ascienden a 79.000 millones de euros en 2030. Esto significa que, por término medio, cada euro invertido en la transición puede generar hasta 3,06 euros de aquí a 2030. Es decir, por encima del triple, lo que evidencia que el proceso, además de sostenible, es rentable.
El impacto real de determinadas políticas puede determinarse desde una perspectiva a más largo plazo. Partiendo de la posición actual de un sistema de movilidad urbana altamente dependiente del carbono, el objetivo es llegar a una movilidad urbana 100% libre de carbono.
Para ello será necesario desarrollar una combinación de estrategias, introducidas en distintos momentos y con distintos plazos de aplicación. Y hay que tener en cuenta que el progreso puede ser un camino lleno de baches, dependiendo de los ciclos políticos y de financiación.
Con el tiempo, en la mayoría de los casos, será necesario crear un marco de capacidad institucional y recursos financieros.
La consecución de los objetivos de carbono a largo plazo requerirá una relación simbiótica entre la formulación de esta estrategia de transición a largo plazo y su aplicación mediante una secuencia de ciclos PMUS.
El desarrollo inicial de una estrategia de transición a largo plazo alimenta el inicio de un ciclo PMUS, durante el cual las estrategias de alto nivel se convierten en combinaciones de políticas específicas que impulsan la selección de medidas reales (por ejemplo, una estrategia para reducir el uso del coche en un 10% se traduce en mejoras específicas de los desplazamientos activos y el transporte público, y políticas de restricción del tráfico, como restricciones de aparcamiento).
Ensayo – error
Las medidas (o grupos de medidas) resultantes se aplican, controlan y evalúan. Su eficacia se tiene en cuenta en la estrategia de transición de alto nivel, que puede tener que modificarse. Cuando no se han desarrollado una estrategia de transición a largo plazo u objetivos claros de movilidad hacia la neutralidad climática, el proceso de preparación del PMUS significa un paso en este sentido y una herramienta para la reducción de las emisiones de carbono.
Así, el proceso de elaboración de una estrategia de transición a largo plazo, formado por los componentes Evitar-Cambiar-Mejorar, consta de varias etapas y requerirá una amplia implicación y coordinación de las partes interesadas, por varias razones:
– Son expertos en sus propios campos (por ejemplo, desde la distribución de electricidad hasta el funcionamiento de los autobuses);
– Será necesario llegar a un entendimiento común y acuerdo sobre objetivos y medidas, así como apoyo general;
– La aplicación de muchas de las medidas (p. ej. la prestación de servicios en línea) recaerá en otras partes interesadas.

