En primer lugar, y a modo de contexto, apuntó que son muchos los retos a los que tienen que hacer frente el Transporte, el tráfico y la seguridad vial, pero no son nuevo en la historia.
Por ejemplo, recordó las calzadas romanas y destacó el hecho de que, ya entonces, existían escuelas de formación para los conductores de los carros, con distintos temarios si se iban a dedicar a la guerra, a las carreras, al transporte de mercancías o de personas.
Fue en el s.XV cuando aparecieron las licencias de carreteros, puesto que ya existían normas de circulación y se debían conocer, puesto que su incumplimiento generaba sanciones y la retirada de los permisos.
Como reflexión general, Montoro considera que las carreteras son las venas de la sociedad, porque sin ellas no hay vida. Los vehículos y el transporte son la gran revolución de la historia, fuentes de riqueza y progreso, pero con un efecto secundario: los accidentes.
Por eso, el catedrático calcula que, desde que se presentara el primer coche, allá por 1886, han fallecido en las carreteras 60 millones de personas, y otros 2.500 millones resultaron heridas. Sin embargo, para la ONU un accidente es algo evitable, por lo que, en esta línea, el CAP debe ser efectivo, para lo que es necesario conocer qué provoca los accidentes. Si no, es imposible prevenirlos.
Muchos y muy complejos son los factores que tienen incidencia en un accidente de tráfico, como las condiciones del vehículo, el estado de la vía, la normativa, el control policial o la climatología. Según sus estudios, Montoro entiende que entre un 4% y un 8% de los accidentes se debe a fallos mecánicos, un 12% a la carretera y la climatología (podría subir este porcentaje al 30%), y el resto, la mayoría, se debe al ser humano. Como ejemplo, destacó el móvil como causa de accidentes: Mata un 40% más que las malas carreteras.
Entender para mejorar
Por eso, entiende Montoro que hay que conocer la norma y sus por qués. Tenemos que hacer conductores inteligentes, ya que el CAP es una gran herramienta, aunque no hayamos sabido cuidarla lo suficiente.
Y por último, sobre el tema en cuestión de su ponencia, el presidente de Fesvial, sin querer posicionarse, aportó una importante cantidad de citas de expertos que apuestan por la presencialidad en la formación. En ocasiones, la opción online es necesaria, pero desde la perspectiva de la ciencia, hay todavía poca documentación sobre su eficiencia.
Eso sí, Montoro quiso concluir indicando que la formación no puede llevarse a cabo en los tiempos de descanso de los conductores, porque entonces es el cerebro el que no descansa y eso incide en la toma de decisiones al volante.

