Mantener separadas las normativas sobre las emisiones de los vehículos y las del ciclo de vida del combustible es importante por dos razones:
- La incorporación de combustibles alternativos en las normas de CO2 de los vehículos podría dar lugar a acreditar un marco con el efecto de otro (doble contabilidad).
- Un mecanismo mal diseñado podría acreditar volúmenes adicionales de biocombustibles con elevadas emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), como los producidos a partir de alimentos y piensos, o biocombustibles propensos al fraude, como los producidos a partir de aceites usados, en las normas de CO2. Dependiendo de cómo se aplique, podría incentivar el uso de estos combustibles de riesgo más allá de los límites y salvaguardas de las políticas de combustibles existentes, socavando los impactos climáticos tanto de la política de combustibles como de la norma de vehículos.
Propuestas de inclusión
A pesar de los riesgos, algunas partes interesadas abogan por la inclusión de combustibles alternativos en la propuesta de normas de CO2 para vehículos pesados. Existen tres mecanismos a través de los cuales podrían mezclarse estos marcos:
- Un factor de corrección del carbono (CCF), que acreditaría las emisiones certificadas de un vehículo en función de la cuota de combustibles alternativos en el transporte por carretera en Europa.
- Un sistema de acreditación de combustibles, por el que los fabricantes pagarían a los proveedores de combustible para que mezclen cantidades adicionales de combustibles alternativos y reciban a cambio un crédito que pueden aplicar para reducir las emisiones de sus vehículos.
- Un proceso de homologación por el que un vehículo que funcione con combustibles alternativos puros se diferencia de un vehículo convencional que funcione con combustibles fósiles.
Daimler Truck, MAN, Scania y Volvo, que representan el 68% del mercado de camiones, se opusieron a la introducción de un mecanismo CCF. La mayoría de estos fabricantes ya se han comprometido a aumentar la venta de vehículos de emisiones cero, incluyendo objetivos del 100% para 2040 por parte de Scania y Daimler Truck, lo que indica que no ven futuro en el papel de los combustibles alternativos.
Los proveedores de combustible fueron los principales defensores de un sistema CCF en la consulta pública.

