Así se refleja en un estudio elaborado por IDTechEx, que analiza las posibilidades de esta solución durante la próxima década, indicando que las baterías de iones de litio (LIB) tienen una densidad de energía y una versatilidad inigualables, lo que demuestra su rápida adopción por los dispositivos portátiles.
Sin embargo, la llegada de los vehículos eléctricos y a que la materia prima tiene sus depósitos distribuidos de manera desigual y son propensos a fluctuaciones de precios, se está apreciando la necesidad de investigar en productos químicos de almacenamiento de energía alternativos.
Es el caso de la batería de iones de sodio (SIB o batería de iones de Na), una de las tecnologías de almacenamiento de energía «más allá del litio más prometedoras, según el estudio. En la actualidad sigue siendo una tecnología de batería emergente, pero con beneficios prometedores de costes, seguridad, sostenibilidad y rendimiento en comparación con las baterías de iones de litio, a lo que se suma que pueden utilizar materias primas económicas y ampliamente disponibles, así como los métodos de producción de iones de litio existentes, lo que promete una escalabilidad rápida.
También para la automoción
Los iones de sodio se presentan como una perspectiva atractiva para satisfacer la demanda global de almacenamiento de energía neutral en carbono, donde el costo operativo de por vida, no el peso o el volumen, es el factor primordial. Cada vez más, las baterías de iones de sodio tienen características comparables a las baterías de fosfato de hierro y litio (LFP), lo que sugiere que incluso podrían ser válidas para las aplicaciones de la automoción.
La previsión a escala global apunta a un crecimiento anual del 27% durante la próxima década, ratios similares a los del litio, porque el estudio aclara que no será un proceso de sustitución, sino de convivencia entre ambas soluciones.

