Como estamos hablando siempre de un mercado denominado a futuros (algo que convendría poner en duda, habida cuenta de la rapidez con la que reaccionan las distribuidoras a la hora de fijar el precio por litro), lo normal es prever que el combustible seguirá en los altos precios que tiene en la actualidad. Y lo que es peor, si se aprecia un cambio en su tendencia, será a peor.
Por eso parece imprescindible que el Gobierno nacional toma cartas en el asunto. Ya lo ha hecho en el pasado, y no hace mucho tiempo, cuando quiso paliar los efectos de la crisis en Ucrania concediendo una bonificación de 20 céntimos/litro, sin discriminar el tipo de conductor o vehículo.
De ahí, se pasó a un recorte de las ayudas que sólo afectó a la población general, pero que mantuvo las prestaciones para los profesionales, como era lógico. Este segundo semestre del año, sin embargo, esa lógica no se está aplicando.
El precio por litro está casi en niveles similares que los vividos cuando se consideró que era necesario echar una mano a los transportistas. Pero, si nada lo remedia, las ayudas morirán con el año en curso.
Solicitudes de auxilio
Las Organizaciones de transportistas y el Comité Nacional han elevado la voz para reclamar no sólo una prórroga de las bonificaciones, sino la posibilidad de que éstas recuperen su cuantía inicial de 20 céntimos. Pero no hay respuesta oficial, dado que el actual Gobierno está en funciones y, por tanto, no puede tomar decisiones de este calibre.
Mientras tanto, el precio sube y los profesionales lo sufren. Los distintos Observatorios del Mitma indican que el segundo trimestre del año no fue demasiado favorable para los intereses del Sector, y mucho nos tememos que el tercero sea aún peor.
Por todo ello, la esperanza es que se consolide el Gobierno lo antes posible y, a continuación, tratar de que este asunto sea uno de los primeros que aborde. Por el bien general, porque los problemas del Transporte ya sabemos que tienen reflejo en la economía de todo el país.

