El 64% de las organizaciones consultadas por la entidad invertirán significativamente en hidrógeno bajo en carbono para 2030. Sin embargo, la mayoría de dichas organizaciones se encuentran actualmente desarrollando los conceptos o en fases piloto.
La figura adjunta muestra la madurez actual de las organizaciones y de usuarios finales en sus procesos de hidrógeno bajo en carbono.
Los elevados costes de producción, la baja eficiencia energética y la falta de infraestructuras y recursos cualificados son las barreras actuales a la escalabilidad del hidrógeno bajo en carbono.
El coste del hidrógeno es actualmente elevado
El coste de producción de hidrógeno bajo en carbono se basa principalmente en tres factores: el coste de la electricidad que alimenta los electrolizadores; el coste de instalación de los electrolizadores; y, por último, el factor de carga resultante de la intermitencia de las fuentes renovables.
La caída de los precios de las energías renovables, unida a las mejoras de los electrolizadores, ha aumentado la viabilidad comercial del hidrógeno bajo en carbono. Sin embargo, su producción sigue costando entre 5 y 6 dólares/kg. Comparando el hidrógeno bajo en carbono con otros combustibles:
– Su producción es entre dos y tres veces más cara que la de los combustibles fósiles (teniendo en cuenta los precios medios a largo plazo de 75 dólares/barril para el petróleo y de 4-6 dólares/gigajulio para el gas natural).
– Las pilas de combustible y los depósitos de almacenamiento para el transporte por carretera son considerablemente más caros que los motores de combustión interna.
– Los combustibles sintéticos para la aviación son actualmente entre tres y seis veces más caros que el combustible fósil para aviones.
– El sobrecoste del hidrógeno con bajas emisiones de carbono en comparación con las opciones fósiles puede ser del 50-75% para el amoníaco, 150% para el metanol y 30-40% para el acero.
– Producir hidrógeno bajo en carbono es mucho más demandante de materias primas por kWh que la producción de cualquier otro tipo de energías debido a los retos asociados a su adquisición, la tecnología y el impacto medioambiental.

Y en este gráfico se aprecia el coste medio global nivelado del hidrógeno (LCOH), por fuente de energía, en 2020. El bajo en carbono es unas tres veces más caro que el hidrógeno carbonizado.

