Aboga por un enfoque integrado de la movilidad de pasajeros y del transporte urbano de mercancías y la logística, puesto que «la logística urbana, así como las conexiones con el transporte de mercancías de larga distancia, debe tenerse plenamente en cuenta e integrarse en un plan de movilidad urbana sostenible para garantizar que se adopta un enfoque sistemático de todos los aspectos de la movilidad de una ciudad y para alcanzar el objetivo de una logística urbana de cero emisiones y entregas de último kilómetro. Las cuestiones específicas de logística urbana podrían abordarse en un plan de logística urbana sostenible específico y armonizado».
La Recomendación considera que «un plan de movilidad urbana sostenible debe tener debidamente en cuenta el efecto de las diferentes medidas urbanas en los flujos de tráfico de pasajeros y mercancías y en la RTE-T, a fin de garantizar un tránsito fluido por los nodos urbanos, en su circunvalación o en su interconexión, especialmente de los vehículos de emisión cero. En concreto, debe incluir medidas para aliviar la congestión, mejorar la seguridad vial y eliminar los cuellos de botella que afectan a los flujos de tráfico de la RTE-T».
Participación y coordinación
La elaboración y la ejecución de un plan de movilidad urbana sostenible deben tener su base «en un enfoque integrado y participativo con un alto grado de cooperación, coordinación y consulta entre los diferentes niveles de gobierno y las autoridades pertinentes. También participará la ciudadanía, así como representantes de la sociedad civil y agentes económicos.
A tal fin, las autoridades locales de planificación deben establecer estructuras y procedimientos adecuados». Este proceso debe suponer, en particular:
-la adecuada participación de los agentes pertinentes en la zona urbana funcional, como los residentes, los representantes de las organizaciones de la sociedad civil y los agentes económicos, en la elaboración y ejecución del plan desde el principio y a lo largo de todo el proceso, a fin de garantizar un alto nivel de aceptación y apoyo;
-la consulta y la cooperación interdepartamental a escala local y regional para garantizar la coherencia y la complementariedad con las políticas, estrategias y medidas locales y regionales, en particular las relativas al uso del suelo y la ordenación del territorio, planes de ecología urbana, energía, sanidad, educación, servicios sociales, aplicación de la ley y actuación policial; y
– un estrecho intercambio con las autoridades competentes responsables de proveer infraestructuras y servicios de transporte en la zona urbana funcional (zonas urbanas, periurbanas y rurales vecinas) y en los distintos niveles de la Administración».

