Uno de los anexos procura identificar las principales tendencias presentes y futuras al respecto, poniendo el acento en la edad de la población y un posible envejecimiento.
«En 2019, más del 20% de la población de la UE tenía 65 años o más, y se espera que la proporción de personas de 80 años o más aumente más de 2,5 veces para 2100. El envejecimiento de la población planteará una serie de problemas específicos al transporte. El más obvio es que las personas mayores suelen tener problemas específicos de movilidad, que habrá que tener en cuenta si se quiere que la red de transporte siga siendo accesible para ellos. Sin embargo, este problema no se da por igual en toda la red de transporte; los trayectos de primera y última milla suelen ser los más difíciles para las personas mayores, ya que a menudo implican el uso de modos «activos».
La edad ‘desconecta’
La intersección de la digitalización con el envejecimiento también presenta un problema potencial: es menos probable que las personas mayores tengan conocimientos digitales o estén conectadas, lo que les dificulta el acceso a la información o la participación en redes de transporte cada vez más digitalizadas. Las personas mayores también pueden verse afectadas por deficiencias o enfermedades intelectuales específicas, como la demencia o la enfermedad de Alzheimer, que pueden limitar la capacidad de una persona para utilizar una red de transporte.
Sin embargo, la demografía del envejecimiento de la población de la UE es más compleja que el simple aumento del número de personas mayores. Las mujeres tienden a vivir más que los hombres, lo que significa que hay un número desproporcionado de mujeres mayores. Además, las zonas rurales envejecen más deprisa que las urbanas, en gran parte debido a que los jóvenes tienden a trasladarse a las ciudades por el mayor número de oportunidades que allí se les ofrecen.
Por el contrario, las personas mayores tienden a trasladarse a las zonas rurales para jubilarse, debido al menor coste de la vida y al mejor entorno natural disponible en las zonas rurales.

Algunos países ya tienen, y en el futuro tendrán, poblaciones significativamente más envejecidas que otros; por ejemplo, tanto España como los Países Bajos ya tienen grandes zonas rurales con poblaciones muy envejecidas. Para hacer frente a estos problemas será necesario tanto un profundo conocimiento de las necesidades locales como una visión global de las tendencias demográficas».

