La aplicación del modelo de clasificación a los conjuntos de datos de prueba y validación arroja una probabilidad modelizada de que cada encuestado elija un modo de movilidad activa. La clasificación de la probabilidad en orden descendente permite identificar el tipo de usuarios con mayor probabilidad de cambiar de otros modos de transporte a la marcha a pie o en bicicleta. Se sigue un enfoque escalonado, utilizando incrementos del 0,5% en la adopción de la movilidad activa.
El resultado es una estimación de la distribución de los desplazamientos que cabe esperar que cambien a modos activos en términos de modos reales. Las figuras 25 y 26 muestran la distribución prevista para una gama de desplazamientos hacia la movilidad activa de entre el 0,5% y el 10%. Para los valores de cambio modal más bajos (lado izquierdo del eje x), se espera que los desplazamientos en modos activos sustituyan tanto a los desplazamientos en coche como a los desplazamientos en transporte público y que gradualmente sustituyan a un número proporcionalmente mayor de desplazamientos en coche.
El autobús, en alerta
Esto sugiere que los primeros viajes en convertirse a la movilidad activa tienen una mayor probabilidad relativa de proceder del autobús y otros modos de transporte público y que se requieren mayores tasas de adopción antes de que la movilidad activa se convierta en una alternativa para un gran número de usuarios de automóviles.
Los cambios modales alternativos se introdujeron en el módulo de demanda de transporte y se complementaron con los indicadores de costes externos del Manual. Esto permite estimar el ahorro en términos de costes externos que supondría un aumento de la movilidad activa (entre el 0,5% y el 10%). La mayor parte del ahorro procedería de la sustitución de los desplazamientos en coche (Figura 27). En términos de externalidades, los beneficios totales en términos de costes externos pueden superar los 10.000 millones de euros/año, si se considera un aumento del 10% en la cuota de movilidad activa.

