Quizá sea una temeridad hablar en pasado, porque la realidad indica que la crisis generada por el Covid-19 aún no ha terminado, pero también es verdad que va quedando atrás, y que las miradas vuelven a dirigirse al futuro con un moderado optimismo. Cauteloso fue el término utilizado por el presidente de Confebus, Rafael Barbadillo, durante las Jornadas del Transporte de Andalucía, para referirse a este optimismo, que aun así no deja de serlo.
A nadie se le escapa que la demanda, especialmente en el discrecional y turístico, dista mucho de la normalidad que conocía; que los ICOs hay que devolverlos, a expensas de una nueva moratoria que todo el mundo entiende como lógica; y que las deudas contraídas en estos meses han obligado a muchas empresas a menguar. Ilusión sobra, pero faltan fondos en algunos casos.
Apartar los nubarrones
Pero no es menos cierto que el número de trabajadores en ERTE dentro del CNAE del transporte de viajeros está por debajo de los 2.000; que grandes compañías aéreas están activando a sus trabajadores y recuperando frecuencias y rutas; que alguno de los grandes turoperadores ya sitúan sus índices de reservas para este verano en nuestro país en cifras casi prepandémicas; y que a todo esto debemos sumar la ilusión y las ganas que siempre han demostrado los operadores nacionales, sin importar su tamaño o dimensión empresarial.
Con todo ello, y con la FIAA en el horizonte, que a pesar de todo mantiene firme su convocatoria, quizá sea el momento de levantar un poco la cabeza, apartar los nubarrones a los que se refería Marifrán Carazo, la consejera de Fomento de la Junta en las mismas jornadas (que están ahí, a nadie se le olvida, pero que ya no deberían marcar totalmente la actualidad) y apostar por el crecimiento y la recuperación del Sector.
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