Entre otras cuestiones, se analiza el peligro que puede conllevar la interactuación con dispositivos móviles, después de reflejar lo propio con los teléfonos.
Los teléfonos móviles también se utilizan a menudo para enviar mensajes, navegar… a pesar de que todo el mundo sabe que manipular el teléfono móvil u otros dispositivos tecnológicos móviles conlleva un alto grado de distracción visual-manual.
¿Cómo afecta a la conducción? Pues negativamente: miradas más largas y frecuentes de la carretera, tiempos de reacción y detección más lentos, reducción de la velocidad y más variación de la posición en el carril y de la distancia de seguimiento, por lo que conlleva un aumento significativo del riesgo de colisión. Por ejemplo, enviar mensajes de texto en un smartwatch mientras se conduce provoca más distracción visual que un smartphone.
Hablar con otros pasajeros
A veces es complicado no hacerlo, sobre todo en viajes largos, pero no debemos olvidar que hablar con los pasajeros puede tener efectos negativos en la seguridad vial, como reacciones más lentas y mayor gravedad de las lesiones.
La investigación de conducción cotidiana no encontró un aumento en el riesgo de colisión para la interacción con pasajeros, pero el papel de la edad de los pasajeros (adolescentes y niños) merece especial atención.
Los conductores jóvenes (16-29 años) interactúan a menudo con los pasajeros, aumentando así el riesgo de colisión. Eso sí, no alcanza los niveles de una conversación por teléfono, quizá porque el pasajero puede ver la situación del tráfico y ajustar la complejidad y el ritmo de la conversación en consecuencia, según el estudio.

