Un análisis detallado de las posibles vías de transición podría reducir la incertidumbre sobre determinados aspectos de la misma. Por ejemplo, la modelización del ahorro potencial en los sectores de paquetería (con predominio de vehículos ligeros), productos alimentarios (con predominio de vehículos pesados) y transporte de carga completa (con predominio de vehículos pesados) muestra que el ahorro es posible a corto plazo en los dos primeros casos, y que se acelerará con el tiempo. En el tercer caso, los ahorros llegarán más tarde, pero también se acelerarán hasta 2035 y más allá
A pesar de que el ecosistema aún está madurando y de algunos cuellos de botella regionales, muchas empresas de la cadena de valor de las flotas son optimistas sobre las perspectivas del transporte electrificado, y más del 50% planea descarbonizar completamente sus flotas para 2027, según muestra la encuesta elaborada para el estudio.
Además, los fabricantes de equipos originales apuestan cada vez más por el cambio, mediante el aumento de la producción de BEV, mientras que las empresas de servicios públicos y los proveedores de redes de recarga están ampliando la infraestructura, lo que debería acelerar la renovación de los depósitos. Por otra parte, los proveedores de servicios de gestión de flotas (FMS) están añadiendo capacidades de vehículos eléctricos en áreas como la gestión de proyectos de actualización de infraestructuras, la optimización de la carga y el mantenimiento de vehículos. De hecho, más del 60% de los operadores encuestados planean asociarse con proveedores de FMS y casi el 50% con proveedores de infraestructura de carga de VE para acelerar sus transiciones.
Las conclusiones
El camino hacia una flota comercial totalmente descarbonizada, en este caso hablando en concreto del mercado de Estados Unidos, aunque las conclusiones pueden ser perfectamente extrapolables, será complejo y arriesgado, pero las ventajas económicas del transporte electrificado suelen crear un poderoso contrapeso a la inercia. Los operadores deben aplicar modelos de costes a sus operaciones específicas y, paralelamente, desarrollar las bases de competencias que optimizarán el despliegue de los BEV. Para ello, algunas empresas líderes han descubierto que es útil establecer asociaciones con actores del ecosistema de los vehículos eléctricos. Aquellos que gestionen estos retos con eficacia podrán obtener beneficios reales, tanto para el clima como para su rendimiento financiero a largo plazo.
