La normativa, la tecnología y la seguridad de los consumidores son cuellos de botella y consideraciones clave para el desarrollo, señalan desde la empresa, añadiendo que alrededor del 60% de los encuestados sigue creyendo que la regulación es el principal obstáculo para la adopción de vehículos autónomos, la misma importancia relativa que en la encuesta de 2021.
Sin embargo, la tecnología va adquiriendo relevancia, pasando de una media del 26% en 2021 a un 32% en 2023. Aunque los expertos no creen que la demanda de los consumidores vaya a ser el principal impedimento para la adopción, los protagonistas de los vehículos autónomos todavía tienen que tener en cuenta consideraciones importantes para garantizar la aceptación por parte de los consumidores.
Y es que la mejora de la seguridad es un factor clave para dos tercios de los consumidores, a lo que habría que añadir la productividad (la capacidad de realizar varias tareas a la vez mientras se conduce) y la comodidad, que son secundarias pero inciden en la predisposición de los clientes a acometer un precio más alto de adquisición de este tipo de vehículos.
Nivel 4
Para alcanzar los niveles L4 y superiores de autonomía, los encuestados estiman que se necesita una inversión significativa acumulada hasta el primer lanzamiento comercial, se expone en el estudio.
Tanto es así que las respuestas de la encuesta aumentaron entre un 30% y un 100% en comparación con 2021, dependiendo del caso de uso de la conducción autónoma, cifrándose en más de 4.000 millones de dólares los necesarios para los camiones autónomos de larga distancia.
En los casos de uso en autopistas de nivel 3 (más de 2.000 millones de dólares) y los robotaxis de nivel 4/5 (más de 5.000 millones de dólares), sus cantidades se duplicarán con respecto a las estimaciones de la encuesta anterior.
Por todo ello, el desarrollo de software será el principal impulsor de esta inversión necesaria junto con los costes de homologación, incluyendo los algoritmos de predicción y los programas de percepción.

