Los esfuerzos por reducir la demanda de viajes en modos privados, sin embargo, han ido en la dirección equivocada. Esta tendencia se agravó durante la pandemia de Covid-19 debido a la preferencia por los viajes en solitario en automóviles privados. Muchas Administraciones siguen aplicando una planificación del transporte orientada al automóvil que le favorece frente a otros modos y fomenta la dispersión en lugar del desarrollo compacto. Es necesario para desvincular el crecimiento económico del uso y la propiedad del automóvil.
Las pruebas dicen que es posible
La planificación multimodal puede ayudar a alcanzar objetivos económicos, sociales y medioambientales favoreciendo modos asequibles y eficientes en el uso de los recursos y creando comunidades en las que sea fácil desplazarse sin necesidad de conducir. Allí donde se han aplicado estos procesos, han tenido éxito. Estos éxitos demuestran la viabilidad de reducir significativamente los desplazamientos en vehículo en condiciones adecuadas, así como los diversos beneficios que aportan.
Estos éxitos demuestran la viabilidad de reducir significativamente los desplazamientos en vehículo en condiciones adecuadas y los diversos beneficios que aportan, como el ahorro de costes de infraestructura, el ahorro y la asequibilidad para los consumidores (especialmente para los hogares con rentas más bajas), una movilidad más independiente para los no conductores, la mejora de la seguridad y la salud públicas, y la reducción de los costes de la expansión urbana.
Para alcanzar los objetivos de reducción de los desplazamientos en automóvil, es necesario invertir más en infraestructuras no automovilísticas, como el transporte público y los carriles bici de alta calidad, junto con políticas como los programas de gestión de la demanda de transporte y las políticas compactas de zonificación y desarrollo.

