Así, parece demostrada «la dificultad de estimar los costes de la recogida de datos, el intercambio de datos y el control de calidad, ya que dependen de muchos factores diferentes: datos existentes frente a datos que hay que generar; datos estáticos frente a datos en tiempo real; normas e interfaces que hay que utilizar, etc. El volumen de datos y el tamaño y capacidades de los operadores también influyen».
Se plantea la siguiente cuestión: ¿Qué datos existen ya y cuáles hay que generar antes de compartirlos? «Para los viajes de larga distancia, la disponibilidad y la calidad de los datos no constituyen en general un problema tan importante (aunque sí en determinados Estados miembros), ya que las compañías aéreas y los ferrocarriles ya proporcionan (o necesitan proporcionar) datos de calidad para permitir la distribución, tanto por sus propios canales como por canales de terceros. Sin embargo, en el caso del transporte público local, la disponibilidad de datos podría ser mucho menor. Los billetes digitalizados no siempre están disponibles y algunos modos de transporte se están alejando del concepto tradicional de «billetaje», algo que, para estar preparado para el futuro, el Reglamento MDMS tendría que tener en cuenta».
En general, hay que prestar atención a los siguientes costes:
– Desarrollo inicial (aplicación de normas, desarrollo de API, interfaces técnicas, flujo de trabajo de procesamiento, etc);
– Costes recurrentes (recursos financieros y humanos) de mantenimiento, infraestructura, supervisión, control de calidad, inversiones en protección contra la ciberseguridad;
– A veces es necesario invertir en hardware (por ejemplo, equipar los autobuses con GPS) o adaptar la infraestructura de expedición de billetes;
– Posibles costes de responsabilidad si los datos son incorrectos o de calidad insuficiente.
Algunos ejemplos
– Para los operadores de bicicletas compartidas, la aplicación de una nueva norma puede llevar hasta 29PM y la integración de una nueva API también puede llevar hasta un año;
– HSL gastó un millón de euros en adaptar su infraestructura para permitir MaaS (a tener en cuenta que estos costes pueden ser mayores para las autoridades públicas de transporte menos avanzadas digitalmente).
Por tanto, y en conclusión, «los costes subyacentes (de recopilación de datos, intercambio de datos y control de calidad) no son fáciles de calcular, pero pueden ser significativos«.

