Dice el informe, en esta primera entrega, que las emisiones del transporte han aumentado considerablemente desde 1990 (con un descenso temporal en 2020), pero se están produciendo avances que podrían reducir estas emisiones en un futuro a corto o medio plazo.
Los esfuerzos por reducir la demanda de viajes en modos privados, por desgracia, han ido en la dirección equivocada. Esta tendencia se agravó durante la pandemia de Covid-19 debido a la preferencia por los viajes en solitario en automóviles privados. Muchas Administraciones siguen aplicando una planificación del transporte orientada al automóvil que favorece a los automóviles frente a otros modos y fomenta la dispersión en lugar del desarrollo compacto. Se necesitan más esfuerzos para desvincular el crecimiento económico del uso y la propiedad del automóvil.
La planificación multimodal puede ayudar a alcanzar objetivos económicos, sociales y medioambientales favoreciendo los modos asequibles y eficientes en recursos y creando comunidades en las que sea fácil desplazarse sin conducir. Los casos en que se aplican estos procesos han tenido éxito, lo que demuestra la viabilidad de reducir significativamente los desplazamientos en vehículo en condiciones adecuadas, y los diversos beneficios que aportan, incluyendo el ahorro de costes de infraestructura, el ahorro de los consumidores y asequibilidad (ahorro para los hogares con menos ingresos), una movilidad más independiente para los que no conducen, la mejora de la seguridad y la salud pública, y la reducción de los costes de la dispersión.
Las inversiones adicionales en infraestructuras no automovilísticas, como carriles para bicicletas de alta calidad, junto con políticas como los programas de gestión de la demanda de transporte y políticas de zonificación y desarrollo, son necesarias para alcanzar los objetivos de reducción de los desplazamientos en vehículo.
De la combustión a lo eléctrico
El esfuerzo por cambiar del motor de combustión interna (ICE) a los vehículos eléctricos ha visto el progreso más claro y fácil de medir en la descarbonización. Las ventas de vehículos de cero emisiones han aumentado en los últimos seis años de los que disponemos datos, pero son desiguales entre las categorías de vehículos. Las ventas de vehículos eléctricos de pasajeros son las que más crecen, un aumento del 67% de 2020 a 2021. En la actualidad, representan el 8,7% de las ventas mundiales de vehículos de pasajeros. Aunque parece poco, representa un tremendo crecimiento desde 2015, una media de aproximadamente un 50% de aumento por año.
Además, es posible que a medida que los precios de las baterías bajen y los gobiernos apliquen las políticas adecuadas, las ventas de vehículos eléctricos puedan alcanzar un punto de inflexión y pasar de los primeros adoptantes a un crecimiento aún más rápido entre los compradores de coches del mercado masivo.
Los coches no son los únicos vehículos ligeros que se están electrificando: el 25% de los vehículos de dos ruedas de todo el mundo son eléctricos.
Un posible factor que complica el crecimiento de las ventas de VE es que han surgido limitaciones en la cadena de suministro en 2021 y 2022. En 2022, hay tres factores clave al respecto: las continuas limitaciones de producción por la pandemia de Covid-19, la preocupación por el acceso al níquel de Rusia (impulsado por su invasión de Ucrania), y las consecuencias de la falta de inversión en el suministro de metales para baterías en los últimos cuatro años.
Además, el suministro de componentes para vehículos desde las fábricas ucranianas se ha visto interrumpido debido a la invasión rusa. Las restricciones parecen estar aflojando, pero esto pone de manifiesto la importancia de las cadenas de suministro para un rápido progreso.
