Vaya por delante que la insistencia y la perseverancia en la defensa de sus intereses son dignas de admiración. No parecía en un principio que contaran con mucho respaldo ni que fueran a aguantar la presión, pero la realidad es que así ha sido. Incluso han ido sumando apoyos no solo en el seno del Sector, sino desde otros segmentos de actividad, lo que ha generado una situación de tal magnitud que, quizá, ni los propios convocantes imaginaban.
A esto se añade que es muy probable que la posición dura de la movilización haya provocado, en parte, las medidas acordadas por el Mitma con el Comité Nacional. Tener un paro en la calle suele generar en las Administraciones un sentimiento molesto, mostrándose más proclives a ceder y a adoptar medidas más rápidamente. En este caso, a buen seguro que así ha sido.
¿Seguir adelante?
Pero, llegados a este punto, conviene preguntarse si el mantenimiento del paro es lo más conveniente. En diciembre se plasmó la obligatoriedad de la cláusula de revisión de los precios en función de los combustibles, la cual ha sido reconocida por todos los Estamentos legales. Y el pasado jueves (bueno, el viernes ya de madrugada) se firmó otro paquete de medidas que, además de bonificar el litro de combustible durante los tres próximos meses, articula ayudas directas para amortiguar la situación.
Algunos considerarán las medidas insuficientes. Otros pensarán que a saber cuándo se ponen en marcha. E incluso habrá quien las considere una ofensa. Pero la realidad es que son medidas que se ajustan bastante a lo que se pedía en un primer momento. La Plataforma demandaba además una reunión con la ministra, la cual también se ha producido. Sin embargo, mantienen la movilización. ¿Por qué? ¿Qué más solicitan?
Pues ahora el foco lo han puesto en que el Gobierno prohíba la contratación a pérdidas. Esta parte del discurso no era la esencial en un principio, y más bien parece que es una solución de urgencia para mantener el paro a toda costa. En todo caso, que el Estado intervenga en los precios del transporte es bastante complicado, sobre todo a corto plazo.
Y no podemos obviar que la opinión pública, bastante dispuesta a entender las razones de la movilización, a pesar del evidente perjuicio que supone en cuanto al abastecimiento normal de algunos productos, ya no está tan por la labor. Empieza a no comprender el empeño de seguir parado de un colectivo muy importante, que de nuevo ha demostrado ser un componente esencial de la economía. Con todo esto, ¿es positivo mantener el paro? ¿Es contraproducente? ¿Se puede volver en contra de la Plataforma o, más aún, del Sector del Transporte? Esas simpatías y apoyos generados durante estas dos semanas, ¿pueden convertirse en todo lo contrario? Veremos qué nos depara el próximo capítulo.
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