Según las palabras de Albino Pérez, del Grupo Ruiz, el sobrecoste anual por vehículo está rondando los 14.000 euros, que podrían convertirse en 40.000 si, por desgracia, se cumplen los peores presagios para este año y el precio sigue subiendo.
Es cierto que la Unión Europea acaba de adoptar una resolución para que el gas no supere ciertos límites, pero todavía queda por ver cuándo y de qué manera afecta eso a las facturas.
Mientras tanto, los autobuses de GNC tienen que seguir circulando. Porque cubren líneas asociadas a una concesión, y porque el servicio público siempre prevalece: no se puede dejar de prestar. Los ciudadanos no tienen la culpa.
El ciudadano no tiene la culpa, pero el operador tampoco
Pero tampoco los operadores que apostaron por un combustible más ecológico, o aquellos que tuvieron que optar por el gas natural a fin de optar a determinados concursos, para los que eran una exigencia.
Ahora, la subida del gas hace inviable la operación con esos autobuses. ¿Solución? Pues solo hay una: que las Administraciones responsables de tales concesiones equilibren los contratos. Y es conocida la dificultad que tiene este tipo de procesos, en los que se deben habilitar fondos públicos de manera extraordinaria.
Confebus confirma que la razón asiste a los operadores y que es posible esta vía. Y el Gobierno de Baleares también, porque ha sido el primero en aceptar que debe compensar los desequilibrios de los contratos. Ojalá cunda el ejemplo y otras muchas Administraciones, como se espera en muy pocos días, sigan ese mismo camino.

