Ahora creo que es un momento en el que los políticos deberían tener el valor de decir que los problemas complejos requieren soluciones complejas. Y que para los retos complejos no hay respuestas fáciles.
En este contexto, quiero decir que el primer y principal reto al que debemos enfrentarnos ahora, al que nos enfrentamos, es la amenaza de Putin. Tiene un plan para recrear el Imperio Ruso. Tiene un plan para debilitar nuestras democracias. Tiene un plan para dividir a los europeos con sus vidas, con su propaganda, con sus agentes en toda la Unión Europea. Tiene un plan. Y si tiene éxito en ese plan, seremos pobres, seguiremos dependiendo de alguien que quiere imponer su voluntad, nuestra democracia se verá socavada y las libertades personales por las que tanta gente ha luchado podrían perderse.
Así que nuestra tarea más inmediata hoy es mantenernos unidos, no dejar que nos divida, descubrir, destapar y mostrar sus mentiras, y asegurarnos de que ayudamos a nuestros ciudadanos a pasar los próximos dos años, que serán muy difíciles debido a la situación energética.
Permítanme ser muy claro desde el principio. Es más fácil (claramente también es parte de la agenda de Moscú) culpar al Green Deal de los altos precios de la energía. Pues, francamente, miren hacia atrás en los últimos dos años: ha ejecutado paso a paso su plan, reduciendo paso a paso el suministro de su gas a Europa, lo que paso a paso llevó al aumento de los precios. El precio ya era alto antes de que comenzara la guerra.
El Pacto Verde Europeo es la solución que podemos proponer en el continente contra la crisis energética
Ahora, Europa está en la trayectoria de dejar de depender de los hidrocarburos rusos. Al principio de la guerra, a finales de febrero, el 40% de nuestro gas procedía de Rusia. Hoy, sólo el 9% de nuestro gas procede de Rusia, lo que es todo un logro en un periodo de tiempo bastante corto.
La única manera de aumentar nuestra soberanía energética a largo plazo es dejar de depender de los hidrocarburos. Y la única manera de hacerlo es con algo que no tenemos: tenemos muy poco gas propio, no tenemos petróleo, el carbón está realmente en vías de extinción. Así que la única vía es a través de las energías renovables y, por supuesto, en parte también a través de la nuclear.
Esa es la única forma de asegurarnos de que podemos proporcionar a nuestros ciudadanos y a nuestras empresas la energía que necesitan para crecer y prosperar, sin depender de quienes intentan utilizar sus recursos energéticos para chantajear a los demás.
Acabo de regresar de Estados Unidos, donde he tenido una visita al gobierno federal en Washington, pero también a las Naciones Unidas. Con todas las divisiones que tenemos en el mundo, en lo único que todos están de acuerdo es en que nos enfrentamos a una crisis existencial, que es la crisis climática.
No podemos ignorar la crisis climática
Tanto si se habla de las sequías en África y en Europa, como si se habla de la inmensa sequía en China que está paralizando el país, como si se habla de las inundaciones. El último ejemplo es Pakistán: un tercio del país está cubierto de agua. Cuando se habla de todos los demás problemas que están ocurriendo: cosechas que van mal en todo el mundo, gente que huye entiendes que es una crisis a la que tenemos que responder. No podemos permitirnos el lujo de ignorarla.
La mala noticia es que está empeorando y lo está haciendo rápidamente. La buena noticia es que podemos hacer algo al respecto. Podemos afrontarla y asegurarnos de que no se nos vaya completamente de las manos. Y la manera de hacerlo, desde una perspectiva europea, es el Acuerdo Verde Europeo.
Ofrecerá una transformación de nuestras sociedades y nuestras economías que abarque las oportunidades que ofrece la revolución industrial y aborde las amenazas que conllevan las emisiones de CO2 y otros gases que amenazan nuestro entorno natural.
Creo que si se quiere llegar a la neutralidad climática en 2050, hay que tener un plan que empiece no ayer, ni anteayer, debería haber empezado hace años. Y Europa lleva décadas demostrando que se puede hacer crecer la economía y reducir las emisiones. No hay ninguna contradicción entre eso. Podemos hacerlo aún mejor.

